Aún no se entiende por qué quiso la presidenta Claudia Sheinbaum realizar un evento esencialmente partidista y cubrir el zócalo capitalino. Independientemente del tema que raya casi en lo cómico de la foto grupal de los “grandes” de su línea política, con “Andy”, en la que por un descuido difícil de entender y más de explicar, se captó la foto en que Sheinbaum circulaba al estrado, mientras sus “compañeros” le daban la espalda. Adán Augusto, Noroña, Monreal y el propio “Andy”, entre otros, nadie de ellos oyó ni aplausos ni porras ni nada a la llegada de la presidenta. Pues, de menos, en qué mundo viven si su conocido lacayismo es para estar pendientes. ¿O será en verdad algo premeditado y disfrazado?
El caso es que nuestro mayor emblema de haber obtenido alto grado de consolidación de la mujer, nuestra presidenta claro, no la ha visto fácil en la secuencia de sucesos en su trato con el presidente Trump. De ahí que los “anuncios”, el motivo de su mitin en la mayor plaza del país no quedó en nada nuevo. Se le dan los giros que se quieran, pero no dejan de ser visiones muy optimistas que aún carecen de base. El “mes de gracia” en cuanto a la aplicación de aranceles a México, no descarta el “acuerdo ejecutivo” que puede llevarse a cabo sin mayor trámite. Entonces, ¿para qué festejar algo que no se tiene? ¿en verdad se cree que reunir la multitud guinda (faltaba más) moverá un ápice la voluntad y las decisiones pseudo imperialistas del mandatario estadounidense?
Ahora que, por lo que toca a las manifestaciones feministas, la postura oficial en resumen es prácticamente la de mantenerse un tanto al margen. Lo que sí valdría la pena es analizar si la 4T desde su origen verdaderamente ha hecho algo en firme por erradicar la discriminación de la mujer. Veamos para esto tan solo algunos ejemplos. Desde que el ex presidente Manuel López Obrador agarró fobia por la presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña, principalmente al rechazar, muy de acuerdo a sus facultades, acuerdos y hasta leyes de AMLO con fallas graves y prácticamente inconstitucionales, se siguió por parte de él una retahíla de majaderías, insultos y toda clase de descortesías casi a diario que bien podrían encuadrar en el esquema de faltas y hasta delitos por violencia de género. Lo peor, claro, es que de los vituperios pasó a los hechos, y se dio la llamada reforma judicial. Hay que ver que en este asunto, lamentablemente, la presidenta Sheinbaum también ha seguido los pasos de su preceptor, aunque con menos carga de los insultos misóginos que su antecesor.
Ello no habla bien de la lucha por los derechos igualitarios y de respeto a la mujer. Sheinbaum no es en este caso una excepción. Igual se recordará la violenta forma de expresarse de Xóchitl Gálvez, llegando AMLO al extremo de la burla soez. ¿Recuerdan cuando en una mañanera de aquellas entró al salón emulando vender gelatinas? La verdad fue la etapa más negra en la que el ex presidente dejó mucho qué desear en cuanto a preservar valores de la mujer. Todo lo contrario. Y, para agregar otra muestra estrella de esa actitud institucional (por ser el presidente), está lo sucedido con otra mujer que fue víctima del acoso del mandatario un día sí y otro también, el de María Amparo Casar, quien estoicamente sufrió hasta ataques directos por su función de presidenta de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, Ahí de complemento le molestaba a López Obrador la vinculación con quien había sido presidente, Claudio X González. Los infundios y golpes arteros eran su símbolo. En eso la 4T no tenía ningún sello de orgullo.
Por último, y esto ya en días recientes, murió la señora Wallace, una polémica pero aguerrida mujer que por su tragedia personal batalló en muchos frentes desde su agrupación de Alto al Secuestro. Para la señora presidenta el asunto no ocupó mayormente su atención. Antes, el sacerdote convertido en una especie de sicario, Alejandro Solalinde, mandó un mensaje en el que incluso señaló que Wallace había sido una “anti-mujer” y que era el símbolo de la corrupción en el poder judicial. En verdad Solallinde ha sido considerado en forma muy negativa hasta por la misma Iglesia mexicana. El presbítero, quien en un tiempo fue una insignia en pro de los derechos del migrante, asomó a una escala de misoginia inconcebible, Pero, de hecho, ya había sido descalificado en otros temas, todos ellos por su actitud plegada a la voluntad de López Obrador
La verdad no basta con tener mujeres en puestos directivos ni altos cargos federales, para valorar el feminismo en la 4T. A la inversa, si bien hasta hoy un tanto moderada, Claudia Sheinbaum tendría que asumir un papel decisivo en pro de la mujer. Insultándola, menospreciándola, descalificando su actuar, como hasta ahora, no es evidentemente el mejor camino.
