Política

Bienes para todos

Sergio Ramírez encarcelado por oponerse a los abusos de Daniel Ortega, hoy presidente de Nicaragua quien ha patrocinado años de abusos suficientes para ganarse el título de dictador. Ambos personajes trabajaron juntos para derribar la dictadura de los Somoza en la misma Nicaragua hoy sufriente de Ortega. A los poderosos les cuesta trabajo ceder el poder a pesar de llegar ahí por medios democráticos. Inventan historias, enemistades y antagonistas con cualquier pretexto y se niegan a cumplir con las normas y valores de la democracia.

Ejercer el poder, en nuestras sociedades aun dependientes y con numerosas personas en situación de pobreza, de mala educación y salud, no es fácil. Se espera del poder decisiones capaces de fijar el rumbo de la economía y de la política para atenuar, siquiera parcialmente, los males de las personas y los males comunes de la sociedad. Las armas del poderoso están en las atribuciones establecidas en las leyes y el potencial de trabajo eficaz de las instituciones públicas para diseñar y realizar acciones y actividades cuyo resultado sea: menos pobres, menos pobreza, menos enfermedades y enfermos, menos rezagados en la educación.

Tras “armas” para emprender, al menos parcialmente, esa tarea humana, humanitaria y sobre todo solidaria y justa: Las fuerzas de la propia sociedad. Así como es necesaria la expresión de la sociedad para encumbrar en el poder a una persona quien expresa ese deseo, así es necesaria la participación decidida de esa sociedad que votó por el poderoso. Sin las fuerzas sociales movilizadas hacia el bien de todos, el poderoso, con todo y su gran poder, no podrá siquiera reducir algunas de las manifestaciones más dolorosas de los males de la población. No basta el gobierno para producir o distribuir los bienes comunes que producen personas y empresas del país.

Sergio Ramírez ese sandinista, vicepresidente que fue de su país, hoy encarcelado, tenía un modo sencillo y a la vez radical de pedir a su sociedad la colaboración con el nuevo régimen: “Hay que migrar al pueblo” afirmaba. Ya se fue el dictador, la sociedad sin yugo ha de hacerse pueblo, a reunirse con las personas del barrio, la villa, el rancho; identificarse y vincularse para forjar una ruta a la justicia y la dignidad. No basta un “buen” gobierno. Hay que reconstruirnos pueblo y transformarnos en sociedad pujante.


Miguel Bazdresch  Parada


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Miguel Bazdresch Parada
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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