Mucho ruido y pocas nueces significó para mí, el anuncio hecho por el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Pablo Gómez, durante la conferencia matutina en Palacio Nacional, otra vez utilizan al brazo de la Secretaría de Hacienda, como petate del muerto asegurando que existen indicios de manejos de recursos aparentemente de procedencia ilícita, o al menos inexplicable por parte del ex Presidente Enrique Peña Nieto.
Y no digo que no hayan existido irregularidades, y la sospecha de que el patrimonio de Peña Nieto tiene tintes de corrupción ahí está, pero para muchos mexicanos lo conducente no era exhibir la investigación en contra de Peña, lo que puede advertir al ex mandatario a proceder legalmente amparándose y construyendo una defensa, sino más bien haber actuado como se debe en un proceso judicial, fortalecer las pruebas, mediante indicios contundentes y presentar las denuncias correspondientes, para solicitar la orden de aprehensión si en su caso fuera necesario.
Lo que ayer vimos fue un show como el que se acostumbra cada mañana ahora con tintes de tragicomedia política en donde se saca la imagen de Peña para exhibir al investigado y desviar la atención por ejemplo de la estridente y fallida política contra la violencia generada por los grupos delincuenciales en el país, y de paso golpear al ya vapuleado grupo de Atlacomulco, con la finalidad de desaparecer los últimos resabios de la otrora influyente cofradía de políticos del PRI de la era tecnocrática.
Si algo queremos ver los ciudadanos desde el ejercicio del poder es una muestra de autoridad y de que se hará por primera vez justicia al sentar efectivamente en el banquillo de los acusados a un ex presidente, que de haber cometido un delito si en su caso lo es, pague las consecuencias de haber abusado de la confianza, del voto dado por los mexicanos, lo mismo con cualquier funcionario que dilapide para su beneficio las arcas. Si no es el caso y si lo único que buscan es poner el tema en la agenda pública para cualquier fin que no sea el procurar y administrar justicia todo lo que hagan será un deplorable espectáculo de consecuencias funestas.
Han abierto la caja de pandora, y ahora lo que queremos ver es que efectivamente se haga justicia y quien tenga que pagar por algún delito cometido lo haga, sin olvidar que los carniceros de hoy pueden ser las reses de mañana, bienvenida la nueva era que inauguran para todo aquel que se siente en la silla presidencial, el escarnio público es para todos, sin embargo no siempre la justicia prevalece.