Al pueblo pan y circo, y en efecto eso es lo que hoy se espera de la dichosa rifa del avión presidencial, un sorteo con un montón de situaciones que rayan en la ilegalidad, como por ejemplo el fraude al anunciar la rifa del marrano, pero al final lo que entregarán es un kilo de chorizo.
El avión símbolo de los excesos del pasado hoy se convertirá en una de las tantas promesas incumplidas de la 4T por la simple y sencilla razón de montarse en discursos baratos para pregonar austeridad, cuando hasta este momento los únicos que siguen en estas circunstancias son los más de 50 millones de pobres que tiene el país.
La austeridad de un gobierno no se demuestra en dejar de usar un avión presidencial y montarse en un vuelo comercial, no se demuestra con bajos ingresos, yo creo que un presidente debe ser un digno representante del país, trasladarse en aeronaves de primer mundo, y tener un estilo de vida que le permita con las herramientas necesarias llevar a cabo su función.
La austeridad de un gobierno radica no solo en prescindir de lujos sino de gastar los recursos hoy escasos por la pandemia en proyectos que beneficien a las mayorías y no en obras mandadas a hacer por obstinación. Por ejemplo, por qué invertir dinero en regalar boletos de la rifa a hospitales para que estos se hagan de recursos cuando estos recursos les pudieron ser dados directamente a los hospitales.
Y lo peor del caso es que el avión seguirá ahí, no se puede vender, porque aún está sujeto a un crédito, por tanto no se puede tampoco rifar, y terminamos haciendo legal lo que a todas luce no se puede como es la dichosa rifa, pues el premio mayor no será el avión sino dinero en efectivo.
Así de enredadas están las cosas con la 4T y este es un claro ejemplo de cómo se puede tergiversar una realidad para aparentar que se está haciendo lo correcto, lo malo para quienes están en el poder es que no todos compramos sus ideas, y esta dichosa transformación lo único que está haciendo es no dejar nada bueno para el país.
¡A volar!