¿Es posible que un director logre su mejor película (o una de sus mejores películas) después de dirigir una franquicia? Ang Lee hizo Brokeback Mountain después de Hulk; Cuarón hizo Children of Men después de El Prisionero de Azkaban; Nolan hizo Inception después de The Dark Knight; Sam Mendes está siendo alabado por 1917 después de aventarse dos Bond. La teoría me surgió luego de ver la nueva cinta de Rian Johnson, quien viene de la exhaustiva misión de filmar el episodio VIII de Star Wars. Ahora, en Entre navajas y secretos su creatividad se desborda, como una revancha ante los detractores que reprobaron su paso por Star Wars. Un escritor de novelas de misterio es descubierto sin vida en su estudio un día después de su fiesta de cumpleaños. El dictamen de suicidio dado por la policía queda en duda cuando el infalible investigador privado Benoit Blanc llega a la escena del crimen para sugerir que nada allí es lo que parece. La cantidad de actores prestigiosos y populares que Johnson atrajo (Daniel Craig, Chris Evans, Jamie Lee Curtis, Toni Colette, Christopher Plummer) bastaría para distraernos de las maquinaciones secretas en esta trama criminal. No obstante, su director y guionista construye un relato en el que, desde la primera hasta la última escena, sospechosos, pistas y revelaciones se ensamblan con minuciosidad fascinante. En época de franquicias y adaptaciones de cómics con altos presupuestos, esta cinta de guión original, mediano presupuesto, ni independiente ni blockbuster, es una especie en peligro de extinción por la que vale la pena hacer activismo cinematográfico. O sea, pagar para verla.
Historia de un matrimonio
Noah Baumbach es reconocido por retratar la dificultad de navegar la vida adulta. Quienes sepan qué esperar de su nueva película, basándose en obras previas como The Squid and The Whale, Greenberg o Frances Ha serán sorprendidos. Con Historia de un matrimonio, Baumbach evoluciona como cineasta, mostrando una sensibilidad afinada en dirección de actores, guión, estilo visual. Si sus películas anteriores las poblaban personajes incapaces de hacerse cargo de sí mismos, Historia de un matrimonio intercambia a los millennials a la deriva por dos adultos jóvenes asumiendo responsabilidades. Relata la separación de un director de teatro (Adam Driver) y su esposa (Scarlett Johansson), una actriz de televisión, quienes luego de un intento por divorciarse amistosamente, recurren a abogados. Distanciado del melodrama que suele ser sinónimo de un drama matrimonial, Baumbach registra los matices de una ruptura emocional con naturalidad, aguardando el momento justo para observar un gesto o detalle en el que la historia alcanza niveles devastadores de emoción. En el reparto todos brillan, pero el corazón de la película es Adam Driver.
Los dos papas
En 2013, la Iglesia católica pasó por su transición de poder más dramática al anunciarse que el papa Benedicto sería el primer pontífice en siglos recientes en renunciar al papado. La versión del Vaticano fue que la razón fue la avanzada edad del jerarca (ochenta y cinco años); la versión que Fernando Meirelles (Ciudad de Dios, El Jardinero fiel) filmó para Netflix es un recuento a puertas cerradas que considera la crisis de la Iglesia provocada por los escándalos de abuso sexual. Antes de anunciar su retiro, Benedicto manda a llamar a Francisco Bergoglio, un sacerdote argentino decepcionado con el rumbo que está tomando la Iglesia y desea expresarle al papa su deseo de retirarse. Lejos de aceptar su renuncia, Benedicto prolonga la visita de Francisco para dialogar y debatir sobre el estado actual y el futuro del clero. Aunque flaquea terriblemente al abordar el tema por el que hoy la Iglesia católica es noticia, la cinta es interesante al mostrar el lado político de los líderes religiosos. Lo mejor: la personificación que Anthony Hopkins y Jonathan Pryce hacen de Ratzinger y Bergoglio.
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