La pobreza es un flagelo en cualquiera de sus manifestaciones, afortunadamente según datos del Coneval ese problema está disminuyendo en Hidalgo, así lo anunció en días pasados el gobernador de la entidad, Omar Fayad.
Revisando estadísticas comparativas entre 2008 y 2018 me percato que ello es verdad (obviamente dando el beneficio de la duda al Coneval). Por compartir algunos datos: en 2008 la entidad tenía inmersa en la pobreza al 55.2% de la población, 10 años después dicho porcentaje había descendido al 50.6%, lo cual representó una disminución en cerca de 105 mil personas; por su parte la población en pobreza extrema cayó del 15.3% al 6.1% de la población, representó un descenso de 220 mil hidalguenses, un logro desde donde se le vea. Importante señalar que la población vulnerable por ingresos aumentó, y cómo no saberlo cuando observamos los ingresos tan paupérrimos que reciben millones de mexicanos y miles de hidalguenses, ingresos de millones de personas que no rebasan los dos salarios como máximo. Argumentar que la población vulnerable por carencias sociales se incrementó del 30.5% al 38.9% durante el periodo de referencia, tema que se debe considerar y combatir. Indicadores por carencias sociales en Hidalgo muestran una disminución en todos los rubros: por rezago educativo, acceso a los servicios de salud, a la seguridad social, a la alimentación, a la calidad y a los espacios de la vivienda. No obstante los indicadores antes señalados, mencionar los retos aún latentes, porque si bien la pobreza disminuyó en Hidalgo, aún es más alta que en la media del país, por ejemplo, en la entidad el 50.6% de la población se encuentra inmersa en algún tipo de pobreza, en contraste con el 43.6% que se muestra en México, tema que se debe atender.
