Política

Percepción: la mejor amiga del político superficial

Con el auge de las redes sociales, y sus múltiples beneficios, también llegó el auge de muchos políticos frívolos que no tienen una idea en cómo se gobierna, pero sí tienen una muy buena idea de cómo se utilizan las redes sociales para generar la percepción de que son muy buenos y productivos.

Para caso de muestra (pero vaya que no es el único), el gobernador Samuel García Sepúlveda, que por 6 años como legislador, primero como diputado local y después como senador, se la pasó manejando sus redes sociales, asesorado por un equipo millonario, y su esposa.

No fue prioridad de este personaje usar su tiempo para tener resultados concretos que beneficien a millones, su objetivo era y es otro. Su objetivo siempre fue generar la percepción de productividad y capacidad.

La realidad lo alcanzó, y ya como gobernador su responsabilidad ante los 5.8 de neoleoneses es muy clara, y sus fracasos más que evidentes.

Así sucede en la política, el político debe tener claro cuáles son sus funciones y desempeñarlas con el mayor ahínco, disciplina y responsabilidad. Debe priorizar su tiempo hacia los problemas que más aquejan a las y los mexicanos y solucionarlos con la mayor creatividad y eficacia.

Cuando el objetivo de un político es generar percepción de éxito, así como enaltecer su vanidad y ego, en lugar de leer, arrastrar el lápiz, meterse de lleno a los temas, coordinar efectivamente a un equipo capaz, y dar resultados concretos, entonces la bomba estalla tarde que temprano.

En política debemos hacer y luego informar, no al revés. Debemos posicionarnos con claridad y actuar en consecuencia respecto a lo que estamos comunicando. El comunicar es un medio, no es un fin en sí mismo. Cuando se comunica con el único fin de generar la percepción de éxito entonces se está traicionando la confianza de la ciudadanía.

Para poder ejercer nuestro deber cívico y responsabilidades como ciudadanos, y estar vacunados contra el engaño de algunos políticos, es importante comprender la estructura de gobierno en nuestro país y las atribuciones que le competen a cada nivel y poder.

Existen 3 niveles de gobierno, el federal, el estatal y el municipal. Asimismo, existen 3 poderes, el legislativo, el ejecutivo y el judicial. Estos tres se replican a nivel estatal en los 32 estados de nuestra República.

Cada poder, en cada nivel de gobierno, tiene atribuciones y responsabilidades que podrá desempeñar con disciplina, honor y sentido del deber, o bien podría intentar manejar la percepción, lo mediático, por encima de lo real.

El poder ejecutivo, ya sea a nivel federal, o en los estados, lo ejerce una sola persona. A nivel federal está representado por el presidente de la República, y en los estados por los 32 gobernadores. Por igual, en el nivel municipal, los presidentes municipales ejercen la responsabilidad ejecutiva.

El Congreso de la Unión, así como los 32 congresos estatales, son órganos colegiados, la representación recae en muchos legisladores que tenemos presupuesto y atribuciones limitadas.

Las y los diputados federales, de acuerdo con el artículo 71 constitucional, podemos presentar iniciativas de ley, pero no tenemos el poder de forzar a que se dictamine la iniciativa en comisiones y se apruebe por ambas cámaras del Congreso de la Unión. Actuamos colegiadamente, no individualmente como sucede en el poder ejecutivo.

Podemos presentar un punto de acuerdo exhortando a un gobierno de un estado o municipal o a cualquier dependencia, pero no podemos obligarla a cumplir lo que exponemos en el mismo.

Esta marcada diferencia, aunada a que no tenemos los cientos de asesores y servidores públicos con los que cuentan los gobiernos estatales, provoca que la actuación de un legislador (en lo individual, no como órgano legislativo) esté mucho más limitada a un gobernador o inclusive algunos presidentes municipales.

Estando muy conscientes de lo anteriormente expuesto, es muy importante que como ciudadanos nos blindemos contra la mentira, frivolidad y superficialidad. La única manera es estar informados, leer, conocer e involucrarnos todos en los asuntos públicos.

Tenemos que conocer a detalle las funciones de cada político, para poder exigirle acorde a sus responsabilidades. Presionar desde la trinchera de cada uno. Saber que más allá de ser abogados, contadores, médicos, campesinos, obreros, o ingenieros, somos ciudadanos del Estado mexicano, y como tales es nuestra obligación aportar para mejorar nuestro entorno.

Mauricio Cantú González

Diputado Federal, Catedrático de la UNAM y Maestro en Seguridad Nacional, así como en Derecho


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