Una de las grandes preguntas en política siempre ha sido el ¿hasta dónde debe llegar el pragmatismo en la consecución de los objetivos? Es muy claro que todo político en la historia de la humanidad ha estado en un punto entre ambos, muchos estando en el extremo de uno de los dos polos.
En el análisis de la historia vemos personajes como Enrique VIII, Louis XIV, Bismarck, Porfirio Díaz, Stalin, Polk,
Fidel Castro y Napoleón Bonaparte, que forman parte de los que estuvieron casi en su totalidad en el polo del pragmatismo.
En contraste, observamos a Gandhi, Emiliano Zapata, Ernesto Guevara, Guillermo Prieto, Melchor Ocampo, Thomas Paine, Lafayette, William Jennings Bryan, entre los que mostraron un idealismo casi puro.
En medio de estos polos se encuentran personajes que supieron aplicar ambos para la consecución de los objetivos. Entre estos considero que encajan Juárez, Lincoln, ambos Roosevelt (Theodore y Franklin), Washington, Bolívar, Guerrero, la reina Isabel I, el general Eisenhower, el general Cárdenas y muchos otros.
No existe en política, por regla general, un punto entre estos dos polos ideal para lograr los objetivos. Lo que sí podemos observar es el valor que tiene el contar con elementos de ambos.
Se necesita el idealismo como brújula y faro que conduzca nuestras acciones hacia un ideal. Para todo político este ideal debe ser mejorar la convivencia entre seres humanos, garantizar los derechos, impulsar la felicidad de todos. Ideales que derivan en muchísimas estrategias y aún más líneas de acción concretas.
Emparejado con el idealismo, se requiere un toque de pragmatismo para planear y ejecutar con base en lograr estos ideales. Cuando se tiene mucho de uno y muy poco de otro, es muy probable que este desbalance desemboque en el fracaso o en lograr solamente objetivos personales y no colectivos.
En México abundan políticos mezquinos con intereses personales, pragmatismo puro que solamente guía las acciones bajo la óptica del egoísmo, sin un interés real en impulsar a México y mejorar las vidas de todos los que lo habitamos.
Para detonar el verdadero potencial de nuestra patria, requerimos de ideales, y de un pragmatismo que nos permita ver la mejor manera de impulsar esos ideales. Esperemos que el perfil del político que mezcle ambos cada vez cuente con mayor poder y que las y los ciudadanos sigan sacando, por medio de su voto, a los que muestran mero pragmatismo para beneficio personal. Que así sea.
@CantuMauricio