Renunció. Gerardo Octavio Solís Gómez (ex fiscal, ex secretario de Gobierno, ex gobernador) dice adiós, y al parecer lo dice para siempre en materia de la función pública. Ayer el gobernador hizo el anuncio en redes sociales a través de un video donde hubo palabras encomiosas de Enrique Alfaro, y luego el fiscal recibió aplausos de pie por parte de otros funcionarios estatales, municipales y federales, y más tarde el propio Solís Gómez agradeció a todos y se despidió.
Solís Gómez dejó el cargo por motivos de salud. Busqué ayer a diferentes personas para averiguar más sobre el tema, y todos coincidieron en que el ex funcionario no adolece de alguna enfermedad grave, pero sí en que el trabajo que desempeñaba había desgastado enormemente su salud, algo que no me sorprende, pues siempre me he preguntado: ¿quién quiere ser fiscal en cualquier estado? Un trabajo que a mi juicio es el más ingrato en el servicio público.
Recuerdo haber tenido un par de conversaciones con el entonces funcionario. Ambas charlas eran más bien personales, en corto, y sin ánimo de ser publicadas. No daré detalles en honor a la confianza que se me dio, pero me quedó claro que Gerardo Octavio Solís Gómez es alguien celoso de su trabajo, enfocado en los detalles, e incluso muy sensible a la opinión pública, casi siempre en contra del fiscal.
En esas pláticas el doctor en derecho planteó de manera directa la crueldad y frialdad del crimen organizado; los obstáculos externos, y sobre todos los internos, en el trabajo de la Fiscalía; y explicó con mucha claridad las fallas en el sistema social en el que vivimos. Habló de cómo recuperar a la juventud tomaría décadas de trabajo intenso por parte de los diferentes niveles de gobierno; y aunque no lo percibí derrotado entonces, sí aprecié que entendía por completo la complejidad de su encargo, y lo difícil que era dar siempre resultados.
Ser fiscal conlleva cargar con triunfos y fracasos. La salida de Solís Gómez despertó de inmediato críticas severas. Tal vez nunca se logre medir con precisión su paso por la dependencia. Me quedo, en lo personal, con esa imagen del fiscal enérgico que intentó mejorar las cosas.
Manuel Baeza
Twitter: @baezamanuel