Empresario con visión social.
La semana pasada falleció un prohombre de la industria regiomontana, con genética empresarial bien conocida y parte de ese grupo de emprendedores que lograron darle a Monterrey el calificativo de “Ciudad Industrial de México”.
Federico, a quien yo conocí, fue un personaje tranquilo, cuidadoso, ferviente admirador de la innovación y casado con Liliana Melo de Sada, dama muy especial que para mí es ya una leyenda en la cultura de nuestra ciudad y quien forma parte de ese núcleo de explosión cultural que viene desde la época de Rangel Frías, y es parte de ese universo generoso que se preocupa por la inmersión de la cultura en esta sociedad industrial.
Ambos se complementaron en un binomio muy trascendente en la historia de la cultura y de la empresa, pues si bien Federico Sada fue parte importante y presidente de la empresa Vitro, también tenía un componente social, porque presidió múltiples organismos empresariales, culturales y sociales.
Liliana también ha realizado numerosas actividades dentro del ámbito cultural local, nacional e internacional, siempre de la mano y al lado de este prolífero hombre, que logró desarrollo industrial con amplia visión, mientras su esposa impulsaba el desarrollo cultural, también con visión social y además con una enorme capacidad emprendedora, que salpica todas las áreas que hay en la ciudad, en este importante tema de la civilización contemporánea y de siempre, porque la cultura siempre ha estado dentro del desarrollo de una ciudad o país; basta el ejemplo del Renacimiento.
Elvira y yo extendemos nuestra fraterna solidaridad con Liliana y sus hijos, y con la visión de un firmamento en donde nace la génesis, que ha formado el desarrollo del hombre y Cristo como renovador permanente de la moral y el marco ético que debemos tener en nuestro comportamiento; firmamento que va a recibir a Federico como parte de ese éter que no puede ser lineal, porque todo es renovable y algún día, tanto Liliana como mi familia, nos volveremos a encontrar con Federico y su obra.
Descartes: Pienso, luego existo… Elvira y mi familia estamos solidarios con su dolor, pues hemos perdido un gran hombre.
Luis Eugenio Todd
