Cultura

¿Por qué Jalisco?

  • Columna de Laura Ibarra
  • ¿Por qué Jalisco?
  • Laura Ibarra

Nadie pone en duda la necesidad de enfrentar el problema del robo de combustible, lo discutible es la estrategia (¿de verdad existe una?) y la falta de razones que la hagan comprensible. No se entiende la idea de cerrar los ductos y optar por una distribución a base de pipas, si éstas ni siquiera están disponibles. El Gobierno Federal dio el paso dos antes que el uno. Ya llevamos casi veinte días con problemas de desabasto y apenas esta semana hizo el pedido de pipas en la reunión con los fabricantes en Estados Unidos. ¿Qué lógica tiene esto?

Tampoco me queda claro por qué, si no existen pipas suficientes para la distribución, la estrategia contra el huachicol no se hace de forma paulatina, de manera que el combate ocurra de una forma ordenada en que se controle el problema en una región primero y luego en otra. ¿Cuál es la lógica que sigue el cierre de ductos?

La estrategia emprendida contra el huachicoleo tiene cierta similitud con la guerra de Calderón contra el narcotráfico. Se recurre al Ejército para hacer acciones para las que no fue capacitado (¿Sabrá el cabo Pérez cómo cerrar un ducto ordeñado que avienta gasolina como geiser?) a falta de un plan coherente y con posibilidades de éxito. Ya vimos que, aunque el Ejército esté en el sitio del robo de gasolina, su presencia no garantiza nada.

Respecto al desabasto en Jalisco, me asaltan muchas dudas. El 26 de enero la Comisión Nacional de Seguridad identificó a Guanajuato, Veracruz, Tamaulipas, estado de México y Puebla como las entidades con mayor actividad de los grupos conocidos como “huachicoleros”. De acuerdo con un análisis de la Unidad de Informes de Gestión de la Policía Federal los responsables de estos delitos provienen principalmente de los estados de Puebla, Guanajuato y estado de México.

Pues no, Jalisco no apareció en la lista. Una empieza a preguntarse entonces por qué somos de los estados más afectados con el problema de desabasto.

Este lunes Héctor Aguilar Camín publicó en este mismo diario hechos que dan que pensar. El desabasto -dice el columnista- ya era anterior al 27 de diciembre, el día que se anunció el cierre de los ductos. El gobierno había decidido dar un paso hacia adelante, invocando una causa irrefutable para justificar la situación de escasez existente. Con lo que emprendió un combate al huachicol, que afecta de manera considerable la vida de todos nosotros y especialmente de empresarios y comerciantes.

De manera que la decisión de “ahorcar” a ciertos estados con el cierre de ductos parece obedecer a factores políticos.

Los estados con mayor afectación son Guanajuato (PAN), Jalisco (MC) y Michoacán (PRD). ¿Y los de Morena? Pues no, no están.

Puebla, uno de los estados con mayor actividad de robo de combustible, no tiene problemas de desabasto. En tres meses habrá elecciones para gobernador y parece que nadie quiere alterar el humor de los pueblos que ahí se dedican al huachicol. En la Ciudad de México, la ciudad de mayor consumo de gasolina, el desabasto duró sólo tres días y nunca alcanzó las dimensiones que tiene en suelo jalisciense.

Hace bien Enrique Alfaro en reclamar al Gobierno Federal que se reestablezca el suministro y se habrán los ductos. Pero, lo terrible de esta situación es que el actual desabasto demostró lo vulnerable que es la ciudad ante las decisiones del centro, pues lo queramos o no, seremos una especie de rehén político por los próximos cinco años diez meses.

¿Por qué apelar a la moral no sirve para nada?

El presidente ha optado por una estrategia realmente extraña, convencer a los pueblos dedicados al huachicol de dejar de hacerlo. ¡Levanten la mano los que nos van a ayudar a convencer a los traviesos de que ya no roben! les gritó. Claro, todos levantaron la mano.

Pero los estudios sobre las apelaciones morales demuestran que esto sirve de muy poco. La moral solamente actúa en la pequeña comunidad compuesta por familiares y amigos. Con ellos, somo generosos, solidarios y leales. Todos.

Pero fuera de las relaciones cara a cara, la moral no alcanza para regular la vida de las personas. Nada nos obliga a ser generosos ante el extraño. Las sociedades modernas son reguladas por el derecho.

Por ello, si hacemos caso a los expertos, tan pronto el presidente regrese a Palacio, el robo se impondrá de nuevo. Sólo la ley y nada más que hacer valer la ley, puede asegurar la convivencia ordenada en las sociedades modernas.

Una estrategia que no contemple esto, está destinada al fracaso. ¡Ojalá que alguien se lo haga saber al presidente!

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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