LinkedIn ha ayudado a millones de personas encontrar trabajo desde su creación hace 13 años. El lunes, la red social para profesionistas decidió seguir los pasos de sus usuarios y acordó dejar su independencia para formar parte de Microsoft, en una adquisición valuada en 26 mil 200 millones de dólares.
Microsoft está pagando una fortuna para reclutar a LinkedIn. El precio es 50 por ciento superior al que cotizaba la acción antes del anuncio. ¿Lo vale?
Desde una perspectiva estratégica, es entendible por qué al creador de Office y Windows le interesa una empresa como LinkedIn. El mundo de la tecnología está cambiando radicalmente. Los años en que la PC era dominante —y por consiguiente los productos de Microsoft— quedaron atrás. Hoy vivimos en un mundo en el que los dispositivos móviles, las redes sociales y la computación en la nube predominan. Estas tendencias representan una amenaza.
Microsoft necesita nuevas avenidas de crecimiento que la ayuden a posicionarse en la nueva realidad tecnológica. Una plataforma que conecta a más de 400 millones de ejecutivos con empresas de todo el mundo, en su mayoría a través de smartphones, con información que vive en la nube encaja muy bien en este proyecto. Microsoft es una empresa primordialmente enfocada a corporaciones, el mismo mercado que atiende LinkedIn. La posibilidad de sinergias es alta, por ejemplo al permitir a usuarios de LinkedIn comunicarse de manera gratuita a través de Skype (parte de Microsoft) y habilitar Office para que busque información en la red de contactos profesionales.
Una cosa es que LinkedIn haga sentido estratégico y otra que valga lo que está pagando Microsoft. De que lo puede pagar no hay duda. En caja —sí, en caja— tiene más de 100 mil millones de dólares, con lo que además de LinkedIn podría comprar América Móvil, Televisa y Cemex.
Pero valuar empresas de tecnología y, en particular, de internet con herramientas financieras tradicionales es sumamente difícil. Facebook, por ejemplo, pagó más de 20 mil millones de dólares por WhatsApp cuando tenía menos de 100 empleados y prácticamente cero ventas (qué decir de utilidades).
LinkedIn es un poco distinto. El año pasado facturó 3 mil millones de dólares, una cantidad nada despreciable. Sin embargo, generó pérdidas. La gran apuesta de Microsoft —y no es más que eso— es que bajo su tutela logrará monetizar la enorme comunidad de usuarios de la red profesional. Dada su situación, lo entiendo. En una industria tan dinámica como la tecnológica, hay ocasiones que el mayor riesgo es no tomar riesgos.