Al momento de escribir este artículo no se han anunciado nuevas medidas para combatir la pandemia ni a nivel local, ni nacional. En el mundo hay 570 mil muertes y 13 millones 500 mil casos, confirmando la tasa de mortalidad es del cuatro % que se proyectaba. En cambio, México ha registrado cerca de 37 mil muertes en 312 mil casos, una tasa de mortalidad del 12%. Una cifra devastadora que exige explicaciones.
La primera explicación que viene a la cabeza es obvia: se reportan muchos menos casos de los existentes. Aún así, la república actualmente ocupa el séptimo lugar en el mundo con más contagios a la fecha ¿Por qué se pueden estar reportando tantos menos casos? Bueno, para empezar, México solo ha hecho 740 mil pruebas, que representan el 0.6% de sus habitantes. Para ponerlo en contexto, a pesar de ser el séptimo lugar con más contagios, ocupa el lugar 149 en pruebas per cápita. La tasa de pruebas que tiene México solo la comparte con países en extrema pobreza.
Otra posible explicación es que México podría tener una mayor proporción de población en riesgos, pero es difícil cuadrar esa explicación con la situación demográfica, médica y socioeconómica del país. Demográficamente, los mexicanos son más jóvenes y ésta es una enfermedad que es drásticamente menos letal para los menores de 60 años. Médicamente quizás México no es una potencia, pero tiene mejor infraestructura que otros países con más casos y mucho menores tasas de mortalidad. Económicamente, México no es singular en su posición como un país rico lleno de gente pobre.
Socialmente es indiscutible que la pandemia nos pone un espejo más para cuestionar la drástica desigualdad que sufrimos, es imperdonable que esta desigualdad ocasionara un salto tan sustantivo en la mortalidad de una enfermedad tan contagiosa; habiendo dicho eso, es muy poco probable que este factor explique la tasa de mortalidad de 12% del covid-19 en México.
Entonces ¿Ahora qué? ¿Cómo frenamos los cuatro mil 500 casos y 525 muertes diarias sin hundir la economía? Como discutimos en la entrega pasada, esta situación requería un acto de balance cirquero y nosotros tenemos a una horda de elefantes caminando la cuerda floja ¡Viva Andrés Manuel I! ¡Viva!
No hay soluciones fáciles, tendremos que hacer sacrificios, la decisión es cuáles. El Gobernador Alfaro parece Winston Churchill en plena guerra al lado de sus contrapartes, pero su insistencia en tratar de ser justo con todos solo hace que no podamos ni frenar el contagio, ni reactivar la economía.
Siempre es mal momento para ser político con conciencia, pero este es peor que otros. Se tienen que tomar medidas que no van a ser populares. Cerrar “todo” por dos semanas no va a frenar el virus, se necesitarían al menos seis y eso sería catastrófico a la economía. Es momento de tirar peso muerto de este barco y parar el transporte público; dejar cerrados indefinidamente bares, cines, centros de eventos, gimnasios y los demás negocios que son imposibles de operar seguramente; clausurar a los negocios que no sigan los lineamientos; limitar a los restaurantes drásticamente; y encerrar a los mayores de 60 años bajo orden marcial por su propio bien.