Concluidas las negociaciones entre Estados Unidos y México y estando aún pendiente el desenlace de Canadá con los norteamericanos, no se sabe bien a bien si habrá TLCAN o solo TLC’s bilaterales entre los tres países. Lo que pareciera ser ya un hecho es que al menos habría TLC entre México y Estados Unidos.
Se están corriendo los tiempos marcados por los calendarios al haberse hecho ya la notificación al Congreso estadunidense de la conclusión de las negociaciones con México y se espera que al cierre de este mes de septiembre se liberen los textos revisados del acuerdo y a la expectativa de que Canadá aún se suba al acuerdo de tres. A partir del 30 de septiembre contabilizarán 60 días para la firma del citado acuerdo comercial con o sin Canadá.
Lo anterior supone que la fecha crítica será el 29 de noviembre para su firma por parte de ambas administraciones y que, de no haber nubarrones en el horizonte, aún le estaría correspondiendo en los albores de su mandato, la firma del mismo, por parte del Presidente Peña Nieto. El proceso y la incertidumbre continúan ya que se espera que en las elecciones estadunidenses los demócratas obtengan una mayoría y eso podría complicar el estado de cosas.
Como quiera que sea lo hecho, hecho está. Atrás quedan los sinsabores de una ríspida negociación que a pesar de todo no reporta malos dividendos para nuestro país; aunque, evidentemente y como en toda negociación, no se pueden ganar de todas, todas. Habrá sectores que ganarán más que otros pero el balance general parece que es saludable para el país. Tareas pendientes siguen siendo el tema de los aranceles impuestos por Estados Unidos al acero y al aluminio y se espera que sea destrabado antes del cierre del proceso de firma para bien del sector siderúrgico que ha resultado uno de los más afectados y que, paradójicamente, es el de mayor incidencia para el sector automotriz, uno de los más peleados en cuanto a las reglas de origen se refiere.
