La contaminación del aire daña los pulmones de los niños. Mario Molina
Acaba de realizarse en Ginebra la Asamblea de la Salud, evento de la ONU que logró la participación de 194 países, todos ellos preocupados en mejorar la calidad de aire, agua, comida y vivienda de la humanidad. Allá nos representó la secretaria de Salud, Mercedes Juan López, quien advirtió que el cambio climático representa una amenaza para la salud pública a nivel global y señaló, igualmente, que el clima es un tema que impacta todas las dimensiones de la vida, por lo cual se impone “un viraje en la manera en que se debe responder, buscando siempre la protección de la población”.
La titular de Salud señaló que México ha puesto en marcha la Estrategia Nacional de Acción Climática, para hacer frente a los impactos de este fenómeno y dijo que el eje de estas acciones estará bajo la guía del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, de reciente creación, señalando que México, en el foro de Ginebra, “manifiesta su apoyo a las iniciativas en la materia”.
Son buenas las declaraciones de la doctora Juan López, porque coinciden con lo analizado en la Convención sobre Cambio Climático realizada a finales de 2011 en Canadá, donde se dijo que después de 17 años de conversaciones, los países siguen sin frenar la contaminación. Y resultan imperiosos tales proyectos, porque, de acuerdo a la consultora Maplecroft, México entró en el top ten de los países más contaminantes, junto con China, Estados Unidos, India, Rusia, Japón, Brasil, Alemania, Canadá e Irán.
En relación con el área metropolitana de Monterrey, diversos reportajes realizados por los medios locales han demostrado que ha empeorado la calidad del aire en nuestra zona, particularmente en San Pedro Garza García, donde este porcentaje se eleva a 20 tantos, atribuible a las nuevas edificaciones (Club Sembradores de Amistad Regiomontano AC).
