Cultura

La oveja y el embriologista británico

  • Paisajes abreviados
  • La oveja y el embriologista británico
  • José Luis Vivar

Al principio se pensó que se trataba de una broma; no podía ser verdad esa noticia. Otros comentaban que era parte de la promoción de una película de Ciencia Ficción. Finalmente, cuando autoridades científicas avalaron su autenticidad, el mundo supo que una oveja había sido clonada. Era el 23 de febrero de 1997, aunque el nacimiento había ocurrido siete meses antes. Ante las cámaras el ovino era ejemplo de tranquilidad y se mostraba dócil en su manejo.

El responsable de aquella hazaña se llamaba Ian Wilmut, quien había dirigido a un grupo de científicos en Escocia. El hecho de clonar un mamífero por primera vez sacudió al mundo, no solo por las implicaciones bioéticas, sino porque para un amplio sector de la sociedad científica y civil, la repetición sistemática de células embrionarias se convertía en una amenaza por abrir las posibilidades de que en el futuro inmediato se estaría clonando a un ser humano.

Durante años la Literatura y el Cine se han encargado de establecer en el inconsciente colectivo la idea de que la clonación es algo nocivo y puede alterar la vida en nuestro planeta, debido a que los seres creados en un laboratorio tarde o temprano saldrían a convivir con nosotros. O peor todavía: en su afán por ganar terreno como especie, los clones les declararían la guerra a los verdaderos seres humanos. En estos y otros escenarios permanece el dilema que se maneja en muchas obras de ficción: ¿el clon tiene o carece de alma?

Pero dejando atrás estas historias, por más que en su momento el Dr. Wilmut defendía sus argumentos, haciendo ver a propios y extraños que con la aparición de Dolly —creada a partir de una célula de glándula mamaria de una oveja adulta fallecida—, los beneficios de la clonación ampliaban los horizontes de la ciencia, por enfocarse en el campo de la medicina regenerativa con lo cual podrían tratarse diversas enfermedades y procesos vitales como el envejecimiento. De hecho, sus trabajos de investigación con células madre han permitido avanzar notablemente.

Solo seis años vivió la oveja Dolly —llamada así en honor de la cantante de Country Dolly Parton—; y desde entonces hemos visto avances en la ingeniería genética, la clonación que ha sido aceptada en muchos países e instituciones de investigación científica. ¿Un ejemplo? En el área zootécnica se ha logrado mejorar las condiciones de ciertas especies, con mayor calidad de vida que significan excelentes carnes de consumo, así como resistencia a determinadas enfermedades.

El temor a que se clone un ser humano permanece, y es difícil, pero no imposible que se logre, aunque el Dr. Ian Wilmut ya no lo verá porque el pasado 10 de septiembre falleció dejando un legado importante, y sentando las bases para un mejor futuro de la humanidad.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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