Durante la tarde del recién pasado domingo —ah, esas tardes de domingo tan detestadas por el cronista que ya desde cuando era niño las sentía tan tristonas por el aburrimiento consecutivo al esperanzador pero ya pasado sábado como por saber que se avecinaba el lunes con las obligaciones del inicio de una rutinaria semana más, ¡y ahora se añade el horror!— hubo en la siempre conflictiva delegación Tláhuac un choque de automóvil que dio por resultado la muerte de cinco menores de edad y otras cuatro personas heridas. El asunto sería también de rutina periodística en esta ciudad del caos y el importamadrismo automovilísticos si no hubiese un dato, ¿anecdótico?, que le hace resaltar: el conductor del vehículo era un niño de 12 años.
La Secretaría de Seguridad Pública de Esmógico City nos informó de que el automóvil iba con una velocidad excesiva, "irreglamentaria", la cual causó que el conductor perdiese el control del volante e hiciera dispararse el vehículo contra un muro de contención.
Desde luego las crónicas del hecho, por una sabia disposición legal, omiten el nombre del precoz automovilista causante de la atroz noticia... pero ¿acaso se debe dejar en el saludable anonimato a los demás responsables del "accidente"? ¿Quién fue el que puso en las manos del menor de edad el volante y la llave de encendido, acción culpable cierta, pues las leyes solo admiten que únicamente personas a partir de cierta edad tienen derecho de conducir vehículos motorizados?
El cronista imagina que el niño automovilista de marras es uno de los tantos que crecen en un ambiente de culto al divino, prestigiador automóvil. Según pregonan los anuncios comerciales, tener un "cochazo" te convierte en un señor o una señorona, te rodea de lindas damas y lindos caballeros para quienes eres "lo máximo" desde que apareces a todo color en las páginas de suntuosos magacines o en flashes lujosos y lujurientos de la tele. Un "carrazo" te da atractivo erótico y social y te proyecta idealmente hacia el más alto mundo de los Divos Divis".
Y luego a nadie asombre la chocante cantidad de choques "por accidente".
