Han proliferado como hongos por todo el país. Se han convertido en la peor amenaza para nuestras tarjetas de crédito. Ahí se realiza la mayoría de nuestras transacciones comerciales. Por gusto o necesidad, pasamos horas a la semana en su seno. Ya no imaginamos nuestra vida sin ellas: son las plazas comerciales.
Para muchos se han convertido en una adicción. Aunque ya empiezan a tener un competidor en internet, poc@s resisten la tentación de tocar, oler y saborear las delicias del consumismo.
Un signo de modernidad juvenil es el de ver y dejarse ver por las plazas. De tal manera que la mayoría de los asistentes a ellas se viste y arregla especialmente para así ir de compras, de paseo o de cine. Han ido sustituyendo a las antiguas plazas de armas o a los deteriorados y estrechos cascos antiguos de las ciudades.
Pero muchos nos preguntamos: ¿cuáles son las condiciones de trabajo para las personas que ahí laboran?
¿Tienen alguna ayuda de transporte, alimentación y ropa de trabajo?
¿Se les permite ejercer el derecho de asociarse?
¿Existen protocolos para evitar y sancionar los abusos laborales o los acosos sexuales de que pueden ser víctimas?
¿Tienen facilidades para adquirir los productos que ahí se expenden?
Y, por otra parte:
¿Existe alguna medición sobre el efecto que causan las megatiendas sobre los emprendedores locales que son desplazados?
¿Hay algún estudio comparativo sobre el empleo y el ingreso que trae la llegada de los mastodontes comerciales a las diferentes regiones del país?
Y, por otro lado:
¿Se proporciona ahí alguna orientación por parte de la Profeco o la Condusef para convertir a los ciudadanos en consumidores conscientes, informados y exigentes?
¿Está registrado el porcentaje de devoluciones de mercancías en relación con el de otros países?
¿En qué medida aumenta la cartera de tarjetahabientes morosos cuando aparecen los hipermercados?
¿Existe alguna relación entre las nuevas epidemias de obesidad y diabetes y la epidemia de los gigantes comerciales?
Y no menos importante:
¿Por qué tenemos que pagar carísimos estacionamientos en las plazas?
Es obvio que las plazas comerciales llegaron para quedarse. Lo que ya no está claro es si estamos satisfech@s con ellas.