Política

El imponderable griego

  • Cartas de América
  • El imponderable griego
  • Jorge Luis Fuentes Carranza

Los atenienses son más que una ciudad de la hermosa Europa, su historia representa más que historia, representa historias tan dignificantes para el pensar universal como la que sigue:

“…lejos del año 450 a. C.-, una flota ateniense echó anclas cerca de una isla del Egeo a la puesta del sol. Atenas estaba convirtiéndose en la reina del mar, y el ataque a la isla comenzaría a la mañana siguiente. Esa noche el comandante en jefe, nada menos, nos dice la historia, que Pericles, envió una invitación a su segundo al mando para cenar con él en el barco insignia. Y así, podéis verlos, sentados en la alta popa de la nave, con un dosel sobre sus cabezas, para protegerlos del rocío. Uno de sus ayudantes es un hermoso doncel, y, mientras éste llena las copas, Pericles piensa en los poetas y cita un verso acerca de la “luz purpúrea” que brilla en una hermosa mejilla juvenil. El general más joven hace una crítica: nunca le ha parecido que el adjetivo de ese color estuviese bien escogido. Prefiere el adjetivo “rosado”, que empleó otro poeta para describir la flor de la juventud. Pericles, por su parte, hace una objeción: ese mismo poeta había empleado en otra parte el “purpúreo” del mismo modo, hablando de lo radiante de la belleza juvenil. Y así prosiguió la conversación…”. (Hamilton, Edith, “El camino de los griegos”, España, Turner-FCE, 2002, p. 99.).

Y es que la revolución que la oportunidad reivindicatoria de que sea el verdadero soberano quien decida sobre su presente y futuro como ocurrió el pasado domingo en Grecia abre brecha para repensar en el necesario cambio de enfoque global ante el avasallamiento del capital sobre los pueblos.

No es casual que sean ellos quienes sienten las bases del sendero que muchas naciones debiesen recorrer para orientar al declinante poder de la especulación y la acumulación a costa del hombre, en un sendero lúcido que esté en función del bien común. Los griegos son, como mucho se dice pero poco se entiende, la cuna de nuestra occidental civilización, que como hace 2,500 años, hoy, marcó el ejemplo a seguir en el futuro.

Son ellos quienes consiguieron entrelazar la realidad con los “imponderables”, como llamó Edith Hamilton en su casi centenaria obra a la grandiosa capacidad que “dos cultos caballeros, muy exigentes, familiarizados con los poetas y capaces, la noche anterior a una batalla, de absorberse en las más nimias sutilezas de la crítica literaria, pero con todo esto, hombres de acción, soldados, marinos, generales, estadistas: ninguna época podría superarlos fácilmente. Tal combinación rara vez se encuentra en los anales de la historia. Para tenerla, se requiere ser completamente civilizado sin haber perdido, en el proceso, nada de valor”.

Y la batalla más importante que se libra estos días es entre los “valores” financieros y las “responsabilidades” de pago por encima de las capacidades que un Estado tenga por conservar su soberanía para asegurarle a su pueblo una pensión en la vejez o un seguro médico a sus representados.

Y muy lejos están las charlas sobre la importancia de la cultura griega y su aportación al pensamiento universal. El dilema se resume en el hecho de una deuda adquirida a costa de su pueblo por una clase gobernante que a pesar de haber sido griegos, se sujetaron a los preceptos corruptos que la Europa “civilizada” les marcó para un supuesto desarrollo que les quita su tranquilidad.

Por ello llegó la Coalición de la Izquierda Radical (SYRIZA) al poder, porque a pesar de los errores cometidos en la elección de falsos gobernantes, era un imponderable hacer un cambio radical hacia la izquierda. Y los hechos de la negociación de mañana frente a la Troika marcarán una cruda realidad para quienes se han olvidado de pensar más allá de los números, y, enmarcar a éstos, en la realidad humana.

Así lo piensa con la ayuda de más del 60% de los griegos Alexis Tsipras, quien teniendo la posibilidad de rechazar las usureras condiciones impulsadas por la Alemania financiarista desde el parlamento de su país, optó por llamar a éste, a su país, a que refrendara su decisión o la revocara.

Es así como el ex ministro de finanzas, Yanis Varoufakis, pensó al renunciar a su cargo, aún ganando el referéndum, para distender las batallas por venir frente a la Unión Europea.

Es como a Pericles y su general antes de una batalla, como imagino a estos dos hombres de valor de hoy, prepararse para librar una nueva conquista en el pensamiento universal: razonando e imaginando junto con los imponderables de la genialidad humana, un día antes de la batalla, desde el Mediterráneo que no ha variado mucho, cómo hacer valer la dignidad expresada el pasado domingo, el día de mañana en Bruselas.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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