Hablamos tanto sobre cómo el Brexit afectaría al deporte durante tanto tiempo desde aquel histórico referéndum en el verano de 2016, que ahora que realmente el Reino Unido dejó Europa, por lo menos de manera simbólica, el pasado 31 de enero, siento cierto desgaste hacia el tema por parte de la prensa deportiva internacional. No los culpo. La realidad es que lo que empezó es un periodo de transición que concluye el 31 de diciembre, y si no llega a haber una extensión, hasta entonces es que se comenzará a negociar en forma la futura relación del Reino Unido con la Unión Europea. Comienza la turbulencia de un divorcio y por supuesto nada cambia de la noche a la mañana. El panorama ya lo teníamos más o menos claro en el tema deportivo: afectaciones en el libre movimiento, impacto en atletas menores de edad y clubes pequeños, la organización de eventos deportivos internacionales, la incertidumbre económica con la libra o la regla Kolpak dentro del rugby y cricket. Desde Wimbledon a Wembley, ningún deporte quedará exento de las consecuencias. La Premier League es el tesoro deportivo más importante que tienen, pero de entrada pudimos haber vivido el último mercado invernal como lo conocemos, donde jugadores de la UE podían ir y venir sin necesitar permiso de trabajo. Si bien en un inicio los 20 clubes de la liga estaban en contra del Brexit, lo que preocupa hoy es la guerra que tienen con la FA. La Federación quiere aprovechar la salida de hasta 65% de futbolistas extranjeros para poner un nuevo límite en las plantillas y ayudar a impulsar al talento nacional y su selección. Las reuniones con el gobierno han sido constantes, pero hasta que no lleguen a un acuerdo entre entes del futbol, las negociaciones no van a ningún lado. Por otro lado, quizá la más preocupada es la Fórmula 1, que tiene su base y la de otras siete escuderías en Reino Unido. Ya aseguraron qué medidas de contingencia están en proceso. El cambio en la política de aranceles y aduanas, la manufactura de los monoplazas, aunado a que se estima que 4,200 de los 6,500 empleados que tiene la F1 están en Londres, hacen que incluso Toto Wolff, jefe de Mercedes, declare que se avecina “la madre de todos los desastres”. Estos son solo dos ejemplos, pero hay muchos y aún hay que aceptarlo, hay poca claridad. Solo queda esperar.
Llegó el Brexit y ¿el deporte qué?
- El cuaderno de Jimena
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Jimena Rodríguez
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