Con frecuencia nos quejamos de la falta de liderazgos, de gente que pueda tener (y contener) a las multitudes en un puño.
La verdad es que cada siglo nacen en el mundo pocas figuras con espíritu de liderazgo y que además estén interesadas en gobernar.
A lo largo de la historia de la humanidad el poder lo han detentado los militares, una figura bastante silvestre que todavía sobrevive en algunas regiones del mundo, incluida América Latina, donde aún añoran y rinden tributo a personajes como Augusto Pinochet.
En México, cada siglo está marcado por distintas figuras políticas que luego se vuelven héroes nacionales, como los libertadores encabezados por Miguel Hidalgo o la Reforma emprendida por Benito Juárez, ambos episodios del siglo XIX.
Después de la Revolución Mexicana, fueron otra vez los militares quienes se alzaron como líderes capaces de gobernar, pero incapaces de delegar. La aventura postrevolucionaria en el poder acabó disputándose como mejor sabían hacerlo: a balazos.
Por eso las figuras más recordadas son las de los más rebeldes y radicales, como Pancho Villa y Emiliano Zapata, así como las más ilustradas e idealistas, como Francisco I. Madero y Venustiano Carranza. El único militar del siglo XX que llegó a la Presidencia y es recordado con mucho afecto es el general Lázaro Cárdenas.
La pregunta de siempre es si estas figuras de la historia de México nacen o se hacen y ese tema resurge cada vez que hay elecciones.
En Nuevo León hay grandes personajes que dejaron ejemplo, y si bien no todos alcanzaron a incursionar en la política, es imposible no pensar en Alfonso Reyes, quien además de poeta, escritor, pensador y humanista, le alcanzó para la diplomacia.
O Raúl Rangel Frías, quien fue rector de la Universidad Autónoma de Nuevo León por sus dotes intelectuales y políticas y luego gobernador del estado. Aquí nació, creció, se formó, gobernó y vivió con orgullo y el aprecio social hasta el último día de su vida.
Los líderes como ellos nacen pocos cada siglo. Los candidatos y candidatas que hoy aspiran a la gubernatura se hacen, se construyen bajo demanda y pocos, o ninguno, llegarán a ser verdaderos líderes que ocuparán espacios destacados en la historia. Ojalá que por lo menos se esfuercen para lograrlo.
