“Más vale actuar poco y bien, que
despotricar contra sistemas sociales,
cruzados de brazos”
Alejandro García Durán, Padre
Chinchachoma
Un buen amigo me contó esta conmovedora y actual experiencia que les comparto, por el caudal de implicaciones y reflexiones que trae consigo.
Todo esto sucede en tres comunidades de los Pueblos del Rincón en las que viven poco más de 2 mil personas y donde los únicos espacios de esparcimiento para niños y jóvenes son las áreas para juegos de las dos escuelas primarias y la Telesecundaria, pero que sólo se utilizan cuando hay clases. Niños y jóvenes sin oficio se reúnen por las tardes en las calles o debajo de un árbol a matar el tiempo y más noche, algunos de ellos a drogarse en la vía pública. 80 preadolescentes de estas comunidades son sólo una muestra de lo que pasa en el resto del estado con los cuatro de cada 10 jovencitos que en promedio van dejando la escuela entre 5º de primaria y 3º de secundaria para sumarse a los miles que entre los 11 y los 16 años de edad viven prácticamente sin hacer nada.
A pesar de ser indudablemente más sano que un preadolescente trabaje a que esté de ocioso, la ley prohíbe contratar a menores, aún así, una tercera parte de estos trabajan en casas o pequeñas naves en las que se maquilan zapatos, suelas y otros productos de manera informal. Los demás ayudan a sus padres en talleres de herrería, en el comercio a domicilio o en las tienditas, etc., con lo cual algo ayudan y algo ganan.
El entretenimiento principal de sus largas horas muertas es la TV con un promedio superior a las cinco horas diarias de la conocida programación chabacana, otros vagan por las calles o por el cerro con sus resorteras y otros más se pierden en el vicio de las “maquinitas” en donde dejan una buena parte de sus magros ingresos. Todos ellos son desde luego insaciables consumidores de frituras y refrescos.
Sólo unos pocos guardan los sentimientos nobles de la niñez perdida. La mayoría canta los corridos vetados en la radio pero que son muy difundidos y que utilizan el lenguaje más vulgar y soez que uno pueda imaginar. Las alusiones a las prácticas sexuales y a las hazañas criminales sustituyen a los aburridos libros de primaria. Jovencitas de 12 y 13 años que todavía rezan y van a la iglesia, cantan en grupo por la calle con gran naturalidad esas mismas canciones apócrifas incorporando las frases vulgares y las palabras obscenas a su lenguaje cotidiano.
Su máxima ilusión es tener una moto y trabajar.
A pesar de que muchos de ellos tienen parientes en las comunidades “enemigas” hay una rivalidad feroz entre ellos. Los pleitos con arma blanca, piedras y palos han terminado en graves heridas y frecuentes muertes.
Otro dato que no mencionó y que complementa esta historia, es que la mayoría de las adolescentes embarazadas que se atienden en el Hospital Materno Infantil en León provienen precisamente de los Pueblos del Rincón.
Mi amigo, recientemente jubilado, me comentaba que los programas de Sedesol, del DIF, de la Secretaría de Salud, de otras dependencias oficiales o de las parroquias y grupos religiosos, inciden de manera ocasional e intermitente en algunos de estos núcleos, pero en general no hay programas que atiendan de manera consistente a esos preadolescentes, por lo que decidió agarrar este “torito” por los cuernos y ver hasta dónde se podría hacer algo para rescatarlos.
- Platicando con ellos, me dijo, mostraron interés por aprender un oficio sobre todo de pespuntador de calzado. También les interesó computación, mantenimiento electrónico y belleza que son las cuatro clases con que se inició el programa.
Consiguió apoyo de los directivos para utilizar las instalaciones del IECA en San Francisco del Rincón y el Salón Ejidal de La Estación y contrató un transporte para llevarlos y traerlos durante las 20 jornadas de cuatro horas de martes y jueves por la tarde que duraron los cursos. Al final, 50 niños concluyeron satisfactoriamente los cursos impartidos.
Les transcribo las conclusiones de mi amigo comprometido y solidario con esta causa:
- Pese a todo, los preadolescentes tanto desertores de la primaria como estudiantes de la secundaria, reclaman abiertamente atención para llenar sus horas de ocio y cuando se les ofrece la oportunidad, la respuesta es amplia por lo que merecen atención por parte de familiares, autoridades, sector privado y estudiantes que prestan su servicio social.
- La drogadicción y los vicios que genera el ocio SÍ SE PUEDEN CORREGIR O PREVENIR si se atiende de manera sistemática a estos mexicanitos que hoy oficialmente NO EXISTEN, que la legalidad les cierra su mundo al trabajo y al estudio, pero que son el fermento de la descomposición social.
- Más que crear nuevas dependencias o nuevas partidas del presupuesto lo que hace falta es coordinar los recursos e instalaciones existentes y romper moldes para enfocarse a programas congruentes con la realidad.
Yo me pregunto ante este botón de muestra de solidaridad y compromiso social: ¿Nosotros qué podemos hacer por estos niños entre 11 y 16 años que están en la edad en la que se moldean los grandes hombres… o se forman los grandes criminales?
Presidente del Iplaneg