Sabemos que las comunidades que habitaron el espacio del actual estado de Coahuila no alcanzaron el desarrollo de los pueblos del centro y del sur de nuestro país, de ahí que la definición que en general se usa para distinguirlos sea la de cazadores-recolectores-pescadores.
Eran, dicho esto de manera muy general, numerosas y pequeñas tribus que se desplazaban en un entorno relativamente cercano, y su movilidad nomádica dependía del clima.
En tal circunstancia los sorprendió la conquista, lo que significó, por varios motivos, su desaparición.
Cuando pensamos en la época precortesiana se tiende entonces a fijar la atención en los pueblos más poderosos del centro y del sur del país.
Los astros en las rocas de Coahuila (Secretaría de Cultura de Coahuila, Saltillo, 2019, 136 pp.), libro del arqueólogo Yuri de la Rosa Gutiérrez, describe con ánimo divulgativo los estudios emprendidos con el fin de ubicar y describir la cultura material e inmaterial de los antiguos pobladores de nuestro estado.
Poco a poco, acaso con lentitud pero de manera sostenida desde hace al menos setenta años, varios investigadores, entre los que destaca Leticia González Arratia, han reconstruido el rompecabezas de las comunidades que vivieron en Coahuila, aborígenes que lograron no sólo adaptarse a la naturaleza local, sino que llegaron a expresarse mediante las herramientas de la piedra y la pintura.
El libro de Yuri de la Rosa, como insinúa su título, pone énfasis en el interés que la observación del cielo provocó en los pobladores de estas tierras.
Así, describe los hallazgos de seis zonas en donde los vestigios dejan ver representaciones del espacio estelar.
Dice: “… la relación de los hombres con el firmamento y sus fenómenos celestes es una de las que más claramente están representadas en la gráfica rupestre que dejaron los hombres, ya que la referencia visual que existe entre los astros y las pictografías, particularmente de la luna y el sol, es innegable”.
Es mucha y clara la información que contiene el libro de De la Rosa, y toda asombra porque da pauta a que muchos, sobre todo jóvenes de aquí, vean que el desierto y sus rocas son un libro permanente abierto a la lectura y la interpretación.
@rutanortelaguna