Si queremos aprovechar debidamente, por ejemplo, el Índice de Prosperidad Urbana que se dio a conocer ayer y que contrató el gobierno estatal a ONU-Habitat para convertir al Área Metropolitana de Guadalajara en la primera en medir sus potencialidades, más nos vale que sí.
Insisto que este valioso estudio que además del diagnóstico de la productividad, equidad, infraestructura, calidad de vida, sostenibilidad ambiental y la gobernanza de la Metrópoli, contiene también un plan de acción para elevar la potencialidad de cada uno de estos factores de prosperidad, no tuvo mejor momento de presentación por el ya muy próximo arranque de las nuevas Administraciones municipales.
Pero esta oportunidad sólo será aprovechada si los nuevos alcaldes de Guadalajara, Zapopan, Tlajomulco, Tlaquepaque, Tonalá, El Salto, Ixtlahuacán y Juanacatlán, no caen en la tentación de acomodar a su conveniencia política el Instituto Metropolitano de Planeación, un espacio que debe ser visto como de carácter eminentemente técnico y en el que se tendrían que evaluar y, en su caso, seguir las líneas de acción sugeridas por los especialistas de ONU-Habitat.
En este sentido es muy importante que desde el IMEPLAN hagan valer sus estatutos para lograr la consolidación institucional de este órgano (cuyo primer director, Alberto Orozco Ochoa, fue nombrado por cuatro años apenas en marzo del 2014) que no tiene antecedente en México y por el que lucharon muchas organizaciones de la sociedad civil y de expertos en la materia, en busca de poner freno a los desastres urbanos por un crecimiento sin orden y sin más rumbo que la corrupción de funcionarios y constructores voraces.
Por ello habrá que cuidar entre todos que el IMEPLAN pase ileso la transición política que resultó de las pasadas elecciones del 7 de junio, como ya se logró con proyectos como el de la Ciudad Creativa Digital que libró sin daños la contienda política del 2012, suerte que no corrieron, por ejemplo, la Villa Panamericana en el Parque Morelos o la Línea 2 del Macrobús.
En la preservación del proyecto de la CCDG, fue clave la participación y exigencia de los sectores empresariales, académicos y sociales que hicieron un llamado a los políticos a no tomar como bandera o prenda de intercambio político un proyecto ganado por la ciudad. Esa intervención fue clave para que un plan que empujaran los panistas Felipe Calderón, desde la presidencia, y Emilio González Márquez desde la gubernatura, lo apoyara el alcalde priista Aristóteles Sandoval, ahora gobernador, y sobreviviera también a la transición política en Los Pinos, con la llegada del priista Enrique Peña Nieto.
Lo mismo habrá que exigir para el IMEPLAN a los nuevos alcaldes, mayoritariamente del Partido Movimiento Ciudadano, que llegarán a la mesa directiva de esa instancia, en sustitución de los que se van, y que eran mayoritariamente priistas.
Porque el IMEPLAN es de todos y de nada nos servirá si no resiste ni el primer relevo político administrativo y se le contamina con las disputas de poder.
twitter: @jbarrera4