En medio de todos los reclamos al Instituto Nacional Electoral (INE) por las fallas en la aplicación digital para registrar las firmas de apoyo para los candidatos independientes, ayer Ángel Alberto Barroso Correa, se convirtió en el primero en alcanzar el número de apoyos requeridos. En 28 de los 60 días previstos por la Ley como plazo para recabarlas, este joven superó las 5 mil 974 firmas para contender por la vía independiente para diputado federal por el Distrito 8 de Nuevo León. Si pasa las pruebas de verificación y validez logrará estar en la boleta electoral el 2018.
Desde luego recabar las firmas para competir en un distrito, aunque tiene su mérito, es mucho menos complejo que hacerlo para lograr el número que requieren los aspirantes independientes al Senado y a la Presidencia de la República. Prueba de ello es que los punteros en la recolección de firmas para aparecer en la boleta para competir por estos cargos. Margarita Zavala, y Pedro Kumamoto, están lejos de alcanzar las firmas requeridas.
Por eso es una buena noticia que finalmente el INE haya escuchado las críticas y asumido su responsabilidad por la parte que le toca no sólo por la elección y compra de una aplicación de poca calidad, sino por diseñar un esquema que tenía sólo esa vía para recolectar firmas. En ese sentido, me parece pertinente que los consejeros electorales hayan accedido ayer a un triple cambio: ampliar una semana el plazo para todos los aspirantes; aceptar a todos firmas en papel en 286 municipios de alta marginación donde fallan o son inaplicables las redes sociales; y la actualización de la app para que si a la primera vez no se leen bien los datos de la credencial de elector, los auxiliares de los aspirantes puedan registrar los datos vía manual.
Sin duda, estas medidas bajan un poco la vara tan alta que desde la partidocracia y el poder fijaron en la Ley, para dificultar lo más posible que les aparecieran en el camino más competidores y que llegaran por la vía independiente.
Pero lo cierto también es que estos aspirantes se están enterando del poder y del valor de la firma de los ciudadanos. Es claro que muchos de ellos, algunos lo han admitido públicamente ya, que el convencimiento a los votantes para que les apoyen les está costando más de lo que tenían contemplado. Más aún a los que tienen un pasado claramente partidista, pero también a los independientes natos. Prueba de que la desconfianza y el hartazgo ciudadano a todo lo que huela a política también les ha pegado, mucho más que una mala app que falla sólo en las zonas rurales en un país donde el 80 por ciento de la población vive en comunidades urbanas. Por ello, la primera contribución de los independientes será convencer a los votantes la importancia de que vuelvan a involucrarse en los asuntos públicos de su comunidad.
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