Este tema de Consuelo Velázquez fue usado en parte por el Presidente donde explicaba que para su Primer Informe, iba a hablar de la felicidad del pueblo y que por tanto, no había mal humor social; comentó que la gente en general estaba así de contentota. Posteriormente, sustenta su dicho en una encuesta del Inegi, órgano que mide la satisfacción de la población con la vida.
Aclaremos algunos puntos: el pueblo tiene necesidades por satisfacer, y quien provee dichos satisfactores, en una economía mixta como la nuestra, son las empresas privadas y públicas.
El Estado provee bienes y servicios que cubren solo una parte de las inconmensurables necesidades que tenemos como pueblo. Las empresas privadas se encargan de cubrir otra parte de lo que el mercado requiere para vivir plenamente.
Si nos basamos en la clásica pirámide de Maslow, ¿podemos osar inferir que la gente está en realidad satisfecha?
Veamos: El nivel fisiológico de comida, casa, calzado, salud, ropa, ¿será suficiente con el salario mínimo? Que hasta por su nombre marca el nivel de satisfacción que puede tener quien lo gana: paupérrimo.
Teniendo cubierto el primero, el nivel de la seguridad es el siguiente: ¿tieneusted la certeza de vivir fuera de peligro?, ¿tiene contratado por cualquier vicisitud: seguro de gastos funerarios, seguro de desempleo o contra alguna eventualidad climática?
Respecto a la Afiliación, esta es más complicada de llenar, debido a la alta rotación de personal en los negocios, lo que hace difícil crear lazos afectivos.
Y siguiendo la lógica de la teoría, el individuo no puede aspirar a las demás necesidades, si no tiene cubiertas las anteriores.
De Autoestima y de Autorrealización, mejor ni hablamos.
¿Realmente seremos un pueblo feliz, feliz, feliz?