El 2019 ya es historia. Si nos fue bien como persona, familia o empresa, apláudase y felicítese y olvídelo.
Si no fue así, aprenda de los errores que cometió y sea más sabio este año, ya que tenemos para afrontar los retos que se nos presenten.
Todas las empresas deben saber qué tipo de imagen dan ante la sociedad, y más específicamente, en su mercado meta; de eso depende el logro o no de sus objetivos fijados.
¿A usted le inspira un negocio de comida que no abre siempre su local?
¿Le tiene confianza a una empresa que demostró en redes sociales que maltrata a la gente discapacitada?
¿Tiene fe en la religión que ha sido marcada como cuna y solapadora de pederastas?
¿Asiste tranquilamente a un local donde han sido asaltados en reiteradas ocasiones?
¿Le late un negocio donde los trabajadores visten como quieren y/o portan mal el uniforme reglamentario?
¿Aporta dinero a un evento de beneficencia donde se rumora que la empresa organizadora evade impuestos?
¿Asiste a un concierto de un artista que ha demostrado ser déspota y grosero con sus fans?
Con estos pequeños detalles, el consumidor se hace una idea respecto a la seriedad de la empresa, y de ahí, su confianza y lealtad hacia el producto o servicio. La confianza, como vemos, es la base entre muchas relaciones comerciales, personales, familiares y hasta de pareja.
¿Cómo es la confianza que usted irradia?, ¿será como la fe que tuvo la buena samaritana? O tal vez, como la de Pedro cuando Jesús le espetó con la frase “Hombre de poca fe, ¿por qué dudas?”
En este nuevo año, y ante la ola de desafíos que como sociedad tenemos, solo nos queda afilar el hacha todos los días, y salir adelante como siempre.
Deseo que haya para usted, estimado lector, mucha paz, trabajo, dinero, salud, viajes y fe en este 2020