Cultura

¿Es la violencia un asunto de hombres?

  • Columna de Inés Sáenz
  • ¿Es la violencia un asunto de hombres?
  • Inés Sáenz

“Respeta mi existencia o espera resistencia”;“el muro está en tu mente”; “si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el bando del opresor”; “no permitiremos que las locuras de Trump nieguen nuestros derechos”; “yo estoy con las mujeres”; “mujeres sí, tamales sí, paredes no”; “peleamos como mujeres para ser escuchadas, para estar seguras; para que nos paguen, para tener salud, para ser libres, para ser”; “ningún ser humano es ilegal”; “NO bigots, YES bigotes”; “Trump machista homofóbico racista”; “Trump is a bad hombre”; “construye puentes, no muros”; “MakeAmerica Gay Again”; “abajo las fronteras”; “¡chinga tu pelo!”.

El día de ayer asistí, junto con muchas mujeres y hombres de todas las edades, a la marcha organizada frente a la embajada de Estados Unidos en la avenida Reforma de la Ciudad de México. Una marcha para protestar en contra de la política misógina, xenófoba, racista, homofóbica y negacionista del cambio climático del nuevo presidente de los EU. Éramos bastantes aunque había espacio para acoger a un número más cuantioso. La marcha fue intensa y pacífica. Demostró –y esto me alegra el corazón– que la insubordinación a la ideología trumpista es compartida y atañe a todos y a todas más allá de las fronteras del ahora acorazado país norteamericano. La historia nos ha enseñado que el mal es contagioso y veloz.

Me atrevo a relacionar estas marchas y sus luchas con el triste suceso acaecido esta semana en Monterrey. No me extiendo más porque todo el país conoce el detalle de los hechos. El acto abominable cometido por un adolescente nos dejó a todos con una sensación de vulnerabilidad. Me refiero a esta tragedia porque cobra una relevancia especial en el contexto de la incertidumbre actual, y de la pérdida de derechos que se daban por conquistados sin imaginar que se puede dar marcha atrás. El ascenso de Trump al poder nos permite ver algo que había permanecido oculto en la política correcta de Obama: la violencia patriarcal no solo está intacta, sino que ha fortalecido su musculatura.

Regresemos al tema de los disparos regios. A excepción de una querida editorialista, prácticamente todos los medios informativos, autoridades y ciudadanos insistieron en que era un suceso aislado y sin precedentes, como si el honor de la virginal ciudad de Monterrey se hubiera mancillado con esas balas arteras. Si esto es un hecho aislado, ¿dónde poner entonces el resto de los disparos a inocentes que hemos acumulado por años? ¿Dónde ubicar a los decapitados, cercenados y desaparecidos? ¿Y qué decir de las asesinadas? Parece que entre todos ellos hay una conexión: son crímenes perpetrados por hombres.

¿Por qué cerca del 95% de los homicidas del mundo son hombres, según datos de las Naciones Unidas?

Me canso de escuchar los argumentos que explican la violencia por la disfuncionalidad de la familia, el alcoholismo y drogas, y la pérdida de valores. Si así fuera, ¿por qué las niñas y adolescentes de esas familias enfermas no sacan la pistola, no matan?

La violencia NO es un hecho disperso, aislado y anómalo. Tenemos que percibir la sistematicidad de esta gigantesca estructura que se va edificando con un material irresistible: la educación.

Quienes estudian las masculinidades, saben que existe una pedagogía de la crueldad que se aplica en los hombres desde que nacen. La educación de los niños comienza con una sistemática abolición de la empatía: “los niños no lloran”; “el que carga muñecas es un maricón”. Se desarrolla en medio de la más feroz competencia, dejando a un lado la posibilidad de que puedan imaginar una vida construida desde la solidaridad y el cuidado de los otros.

A lo largo de nuestra existencia, todos y todas participamos en inculcar y reproducir la violencia cultural en los pequeños.

De no haber sido electo Trump, estas fisuras patriarcales habrían permanecido invisibles. Partamos de este punto.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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