Nuevamente las calles de Caracas son escenario de la protesta ciudadana contra el gobierno de Nicolás Maduro, quien el pasado 10 de enero juró formalmente por un nuevo periodo como presidente, resultado de una elección que fue fuertemente cuestionada tanto en Venezuela como en el ámbito internacional.
Estas no son las primeras protestas a las que se enfrenta el heredero político de Hugo Chávez. Ya en 2014 y 2017 se dieron fuertes movimientos sociales que terminaron con encarcelamientos de líderes opositores e incluso muertos.
Han sido años en los que el gobierno de Nicolás Maduro ha venido cerrando los espacios de expresión y de debate político, arrinconando a la oposición e incluso desconociendo a las instituciones, como sucedió en 2016 cuando ante el triunfo de la oposición en la Asamblea Nacional, el Tribunal Superior de Justicia suspendió todos los actos emanados del Parlamento y lo declaró en desacato.
Duele ver cómo hay manifestaciones multitudinarias, duele saber la lamentable situación económica que ha llevado a miles de venezolanos a huir prácticamente de su país. Pero ahora la situación tiene una situación diferente, al mantener la oposición mayoría en la Asamblea Nacional, su presidente, Juan Guaidió, se declaró presidente “encargado”, obteniendo de inmediato el reconocimiento de varios gobiernos.
Guaidió es un joven político, poco conocido fuera de Venezuela, que encabeza un movimiento que exige la renuncia de Nicolás Maduro y se convoque a nuevas elecciones presidenciales.
Venezuela se encuentra en horas de una difícil definición, entre las sobras de otras manifestaciones que terminaron con sus líderes detenidos. Maduro mantiene sus apoyos internacionales y cuenta con una base social que sigue votando por él, pero cada vez es más evidente la polarización en que se encuentra el país. Deseamos que nuestros hermanos venezolanos encuentren pronto una salida a esta situación, ¿no cree usted?
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Humberto Zurita Eraña
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