Los lamentables hechos ocurridos en días pasados en un centro comercial de El Paso, Texas, demuestran cómo el discurso de odio ha llevado la polarización social a la confrontación física, con saldos de vidas de inocentes.
El tema de los migrantes, en ambos lados de la frontera, está siendo motivo de discusión por parte de los diferentes niveles de gobierno, siendo justamente en el escenario estatal de las entidades que colindamos con los Estados Unidos donde el impacto es mayor, por los retos que esto representa.
En este sentido, la posición del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, es que en Tamaulipas no se permitirá la instalación de centros de detención, retención o hacinamiento, porque no se permitirá que “nuestra tierra no servirá de campo de concentración. No levantaremos prisiones para dividir familias o para separar padres e hijos”.
Por su parte, el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, señaló que nuestro gobernador realizó “un discurso antiinmigrante”, por no haber accedido a instalar centros migratorios en la frontera.
Nada más alejado de la realidad. Históricamente nuestro país ha asumido una posición a favor de los migrantes, misma que debemos mantener, porque de otra manera estaremos traicionando nuestra propia historia, que ha permitido además que se nos reconozca en todo el mundo, además de la riqueza social y cultural que esto ha representado para nuestra formación como nación.
Lo que no podemos aceptar es que México se convierta en un muro invisible de contención migrante, y que además aquellos que tuvieron que abandonar sus países sean tratados casi como delincuentes, por lo que es importante reiterar nuestra solidaridad con los migrantes, hoy y siempre. ¿No cree usted?
