Política

Siempre preferí a los niños

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Siempre preferí a los niños, tuve dos y le agradecí a diosito que no me hubiera bendecido con niñas.

El hijo mayor de Beatriz murió soltero a los 26 años en un accidente vial en Valle de Bravo. Julián, el hijo menor, se casó y tuvo dos hijos: Rodrigo y Cristina.

Las niñas se me hacían complejas, mustias, desconfiadas, astutas, y lo comprobé con mis nietos. Iba por ellos a la escuela y les preguntaba sobre su día. Ro me decía “bien”, “mal”, “sí”, “no”; parecía que todo le resbalaba y eso me transmitía tranquilidad. Cris, dos años más grande, no paraba de contarme chismes y criticar a sus compañeras y maestras y decirme que su antigua mejor amiga ahora era su enemiga; me daba la impresión de que pensaba demasiado, de que juzgaba demasiado, de que sentía demasiado, y eso me transmitía angustia y rechazo.

En mayo de 2019 Rodrigo fue acusado de agresión sexual ante la dirección general de su preparatoria por Mónica M., una compañera de su misma edad: 17 años.

Mi primera reacción fue defender a mi nieto. Cometí el despropósito de enfrentar a la muchacha y decirle que solo quería perjudicar a Rodrigo por despecho, porque él era guapo y ella feíta.

Días después de la acusación, un alumno presentó ante la dirección general un video donde se observa a Rodrigo tirar a Mónica al suelo de un empujón, bajarse los calzones y jalarla del cabello hacia su pene. El alumno afirmó que habían acordado hacer un trío y filmarlo, pero Mónica al final se negó y Rodrigo quiso forzarla.

Cuando vi en un video a mi nieto dispuesto a violar a una adolescente entendí de golpe que todo eso que a mí me tranquilizaba de él cuando era niño, ese no hablar sobre lo que le ocurría, ese guardarse todo, lo convirtió en un joven enfermo, incapaz de lidiar con sus emociones y deseos, que va hacia la mujer y el sexo lleno de violencia y miedo.

Mónica decidió no acusarlo penalmente, pero Rodrigo fue expulsado de la preparatoria. Desde hace tres meses va a terapia cuatro veces por semana.

En cambio, todo lo que no me gustaba de Cris, todo ese exceso de sentimientos e ideas e intrigas la han convertido en una joven que sabe lo que quiere y lo que no quiere, sabe pedir, rechazar y respetar. Ahora ella me ayuda. Me da lecturas.

Beatriz lleva a su nieto a la sesión de los miércoles.

En el trayecto le digo que lo amo con todo el corazón y que siempre estará a su lado, siempre y cuando siga yendo a terapia y esté dispuesto a deseducarse. Yo también tengo que deseducarme. Provengo de un sistema, de una cultura hecha para que un hombre pueda forzar a una mujer y eso se vea bien. En uno de los libros que me dio mi nieta, la autora afirma que cada mujer pare en su hijo a su posible violador, y al principio sentí esa afirmación como una injustificada exageración vulgar, pero ahora pienso que sí, que en el fondo, por más horrible que sea, en muchos casos, es así, y yo intento entender cómo pude haberme equivocarme tanto, cómo pude haber sido por tanto tiempo una abuela idiota, cómo pude haber siempre preferido a los niños.

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Hugo Roca Joglar
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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