El origen de algo es la fuente de su esencia, determina lo que es y cómo es, humanidad y civilizaciones existimos –fundamentalmente- gracias al agua; es imposible concebir a la persona sin el agua. Ya el milesiano Tales considero la identificación del "arjé" con el agua: sustancia líquida obtenida por infusión, destilación, etc.; compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, sin olor, color o sabor como la fuente o principio de todas las cosas; como llena de démones e importante para el cambio y la generación, misma que se explican por medio de la condensación y de la rarefacción.
El agua resulta vital para la supervivencia humana en desarrollo sostenible, de manera que este derecho humano fundamental pueda ser ejercido por las generaciones actuales y futuras, es decir, para una convivencia armónica de los entornos socio-económicos y ecosistemas saludables que produzcan un medio ambiente sano. En la actualidad el acceso al agua se nos presenta como uno de los más enormes desafíos que enfrenta nuestra generación, pues como recurso limitado e insustituible, sólo podrá ser renovable si está bien economizado; ante su cada vez mayor escasez, menor recarga natural, altos niveles de contaminación, etc. nos exige a todos una mejor gestión equitativa y eficiente.
Ya en la actualidad 1 700 millones de personas se ven afectadas por "estrés hídrica", y se espera que de continuar así, para dentro de diez años (2025) se incrementará a dos tercios de la población mundial; pero el problema es aún mayor con un total de 748 millones que no tienen todavía acceso a una fuente mejorada de agua potable, 2.500 millones de personas carecen de acceso a servicios de saneamiento mejorados y más de 1.000 millones todavía practican la defecación al aire libre; y para 2050 la demanda de agua será un 55% mayor. Enormes retos de educación, cultura y políticas públicas arroja la relación entre el agua y la agricultura, industria, energía, ecosistemas, desarrollo urbano y cambio climático comprometiendo aún más a las generaciones millennials y z al saneamiento e higiene de nuestra aldea global.
Es tarea de todos que la mejora en la calidad de vida con el derecho humano fundamental del agua sea una realidad no sólo tutelada sino efectiva en cualquier parte de nuestro país, que en todo asentamiento humano haya agua con: disponibilidad, calidad, accesibilidad física, asequibilidad o accesibilidad económica y, no discriminación.Desde la Declaración de Mar de la Plata de 1977, se reconoció por vez primera a escala mundial el derecho de todas las personas a contar con agua potable en cantidad suficiente y el Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales -vigente en nuestro país desde 1981- por medio de su Comité reconocen que "El derecho humano al agua es el derecho de todos a disponer de agua suficiente, salubre, aceptable, accesible y asequible para el uso personal y doméstico". No olvidemos que los derechos son también posibilidades reconocidas para hacer eficaz el acceso de todos a un conjunto de circunstancias que nos permitan tener una vida noble y feliz, así que debemos instrumentar la progresiva extensión de los derechos fundamentales a la totalidad del género humano a fin de prevenir conflictos. Vale la pena recordar –citando a Pellicer- que "... de agua hermosa es mi abolengo, y es por eso que aquí estoy dichoso con lo que tengo".