Uno de los asuntos de Estado de mayor importancia para lograr la gobernabilidad y gobernanza en nuestro país, es el adecuado manejo de los recursos o dineros públicos, pues cada uno de los centavos, pesos, millones, billones y trillones del presupuesto nacional ha de gozar de publicidad, transparencia y rendición de cuentas por parte de los organismos responsables de su ejercicio en todas y cada una de sus etapas; desde sus orígenes, ingresos, montos, volúmenes, aplicaciones, egresos, destinos, etc. resultando de trascendental relevancia su administración, control, vigilancia y supervisión sobre el conjunto de tributos, impuestos, productos, derechos, contribuciones, aportaciones, etc. que componen las arcas de los poderes públicos, niveles de gobierno, organismos constitucionalmente autónomos y entidades de interés público.
Fundamental para abonar y mejorar nuestra cultura de Estado de Derecho será introyectar desde la perspectiva de las normas a la realidad y, sobre todo desde el sector público al sector privado, la triada institucional de los sistemas nacionales de: Anticorrupción (SNA), de Transparencia (SNT) y de Fiscalización (SNF) haciendo énfasis en los planos social y ciudadano; de ida y vuelta debe ser esta relación. Predicar con el ejemplo, por parte de todos: clase política, sector privado, sociedad y ciudadanía. La estatura, talla y peso en el "cómo" apliquemos éstos sistemas determinará el futuro y grandeza de nuestro país.
La corrupción e impunidad son los retos a vencer para que florezca el principio de integridad en el ámbito público. Vale la pena recordar que en un país constitucional y democrático con sistema de libre mercado, el disfrute de todo derecho (salud, educación, justicia, etc.) por parte de la población, además del cumplimiento de una obligación implica un costo económico-financiero para el Estado-Gobierno; no existe el disfrute de derechos sin que éstos sean costeables por la sociedad mediante el pago de impuestos; la ciudadanía quiere "sentir" el gozo de que sus contribuciones están siendo bien utilizadas. Mediante la adecuada instrumentación de los SNA, SNT Y SNF se podrán generar una balanza a favor de la credibilidad, confianza y lealtad institucional que acrecentará oportunidades y fortalezas en una mejor gobernanza y gobernabilidad pública.
Una mejor gestión fiscalizadora arrojará investigaciones eficaces y eficientes con auditorías forenses, verticales, horizontales internas, externas, etc. de calidad que mejorarán la integridad de todos los sectores y ámbitos nacionales. La implementación y mejora de buenas prácticas, control interno y la gestión de riesgos en todo el aparato público cerrará las brechas de la corrupción y la impunidad.
Fiscalizar antes que todo es una "actitud" de protesta individual ante lo que es y una "ansia" colectiva de lo que debe ser; la "aptitud" fiscalizadora es un prerrequisito y son los hechos los que demuestran responsable y públicamente el compromiso cumplido con la fiscalización. El no darse cuenta de ello, es arrogancia de poder o una enfermedad terminal.