Llegar a una entrevista sin preparación, a un examen sin haber repasado la lección, o como mi vecina, salir sin identificación a la calle, o cualquier otro elemento que indique quiénes somos, hacia dónde vamos y, por qué no, qué ofrecemos para que “nos compren” (sí, todos vendemos ideas, órdenes, productos, servicios y tiempo, y más), es andar con las manos vacías y con claras probabilidades de regresar igual.
Así pasa con los emprendedores, con los visionarios, que teniendo una buena idea de negocios entre manos, las ven morir antes de nacer por no concretar un buen planteamiento de ejecución. Por desconocer o mostrarse inseguros de sus formas, operación y alcances. El especialista Babson College lo dice muy claro en un estudio: “El principal asesino serial de startups y pequeñas y medianas empresas es una mala ejecución; es como un barco sin sistemas de navegación que terminará hundido”.
Los negocios son tangibles, son palpables, deben ser concretados en un escrito, en un plan que obligue a los interesados a tener una visión completa del proyecto y la perspectiva holística que permita identificar puntos débiles que de otra manera aparecerían de sorpresa y podrían ser letales. Dice College que elementos como la propuesta de valor, el plan de operaciones y estimaciones de personal, entre otros.
El especialista nos recomienda seguir cinco pasos en busca de la sobrevivencia y éxito. Sin garantizar, claro, que sean los que permitan, por ejemplo, salir vivo de un tanque de tiburones (excelente ejercicio televisivo de los empresarios Ana Victoria García, fundadora de una aceleradora de negocios; Arturo Elías Ayub, directivo de América Móvil, Fundación Telmex y Uno Tv; Carlos Bremer, presidente del consejo de Value Grupo Financiero; Jorge Vergara, de Grupo Omnilife y Club Deportivo Guadalajara, y Rodrigo Herrera, presidente del Consejo de Genomma Lab, para Canal Sony).
Las cinco recomendaciones son: fijar objetivos, elementos que sencillamente ponen orden al proyecto, pues con una ruta trazada se puede asegurar que se va en la dirección correcta o se sabe cómo mirar atrás y volver a avanzar sin perderse.
El segundo y tercer pasos se refieren a los dineros. A controlar y predecir los costos de operación y recaudar fondos, o dicho de otra manera hacerse del capital, fondos de inversión o créditos, y nadie lo apostará si no tiene claro para qué es, cuándo y cuánto recuperará.
El cuarto se refiere al control de la operación, cada movimiento debe conocerse, los empleados valorarán esta oportunidad para contribuir al negocio. La famosa maquinaria que marcha como reloj donde todas las piezas tienen un ritmo, tamaño y sentido.
Babson College deja como última recomendación la mejora del plan de negocios. Y nos dice que se trata de una guía de vida que se debe adaptar constantemente a medida que un negocio crece y cambia. “Escribir e investigar para hacer este plan de trabajo genera la oportunidad de aprender acerca de la industria, mercado y competidores, además de que permite identificar los desafíos que se presenten y elaborar estrategias para evitarlos o superarlos”.
Y eso no se deja a la suerte, sino al conocimiento, por eso les deseo: ¡éxito!
@lupitaromero