Gregorio Samsa, personaje del libro La metamorfosis de Franz Kafka; más de 700 libros dispuestos al público en medio de la más basta oferta de alimentos, flores y hasta piñatas; 70 mil empleados y 500 mil visitantes diarios, además del movimiento anual de más de 9 mil millones de pesos, coinciden en un mismo lugar: la Central de Abastos de Ciudad de México, considerada la más grande, en su tipo, del mundo.
La biblioteca del lugar lleva el nombre de Gregorio Samsa, de ahí la coincidencia con los demás datos. Cifras que la semana pasada se vieron manchadas de sangre cuando una mujer policía en cumplimiento de su deber fue asesinada por una banda de cobardes que le dispararon por la espalda para escapar luego de cometer un robo, cuyo valor fue ínfimo frente a la tragedia que hoy enluta la familia de la madre trabajadora.
Sirvan estas líneas para no olvidar esa infamia humana. Pero también aprovecho para resaltar los esfuerzos que se realizan para dignificar tan complejo recinto de interminable actividad económica, ya algunos lo señalan como el segundo centro neurálgico de mayor movimiento de capital en México, solo después de la Bolsa Mexicana de Valores. De planes y programas para resaltar el aporte gastronómico y cultural que caracterizan a la Central de Abastos nos hemos enterado y conoceremos más en los próximos días.
La central, bajo la administración de Sergio Palacios Trejo, desde abril lanzó una invitación para visitarla bajo otra mirada. Se organizaron recorridos gratuitos a pie para conocer los murales del proyecto urbano “Central de Muros”, la galería fotográfica y gastronómica que los viernes se exhibe, y hasta los paseos nocturnos con guías en el sector de flores y hortalizas, todos los miércoles y jueves a partir de las 10 de la noche.
Y más allá. Nos platicaron que cada mes la Central de Abastos organiza actividades culturales como proyecciones de películas, conferencias, clases de baile y talleres (de tejido, por ejemplo, cuyo objetivo es crear un mural con esa técnica), para fomentar la equidad de género y ofrecer a los participantes la opción de aprender un oficio y generar autoempleo. Sin olvidar que existe el documental del español Demetrio Bilbatúa, titulado Del tianguis al abasto, que detalla el ir y venir diario en los 80 de tan complejo y rico lugar en Ciudad de México.
Remanentes
Si bien la infraestructura y la seguridad pública serán condiciones fundamentales para el éxito de las Zonas Económicas Especiales, el principal reto estará en conseguir mano de obra calificada para las empresas que ahí se establezcan, asegura Marcos Carrasco, abogado especialista en comercio exterior de Foley Gardere Arena.
“Mientras la zona del Bajío cuenta con universidades y tecnológicos para proveer de profesionales a la industria automotriz y manufacturera, las ZEE deberán crear servicios de educación, de salud y vivienda, para atraer a los trabajadores y que se establezcan en esas zonas”, explica.
@lupitaromero