Literalmente enterrada ha quedado la tradición de los primeros 100 días de los gobiernos municipales, para muchas de las autoridades pasó desapercibido el día, para unas cuantas todo se resumió en un video en redes sociales, aunque hubo quienes sí hicieron evento con bombo y platillo, innecesario quizá.
En realidad los 123 alcaldes poco tienen que presumir, los nuevos alcaldes están infartados por los dineros que les dejaron, los que fueron reelectos a paso lento van reconduciendo en el camino, en dos ayuntamientos no hay alcalde, como sabrá Atlaulta tendrá elección extraordinaria y el de Ocuilan está en el reclusorio y será el cabildo el que elija a su suplente.
Recordemos para las nuevas generaciones que los 100 días era una fecha en que los alcaldes daban una especie de informe a la ciudadanía, presumían lo que hicieron en los tres primeros meses y daban a conocer sus proyectos. Era una minifiesta del alcalde entrante, el punto y aparte con su antecesor
Hoy esta tradición dejó de ser una moda, pues en la realidad hay muy poco que los Ayuntamientos puedan pregonar. Escasez de recursos, sin proyectos rimbombantes y muchos siquiera son un norte para el municipio, porque se enfrentan a la realidad, una realidad que contrasta con lo vivido en campaña y con lo que encuentran en las arcas municipales.
¿Qué es lo que han estado haciendo entonces los alcaldes? Barrer las calles, recoger la basura, ordenar las corporaciones policíacas, unas cuantas pintas de vialidades, cambiar focos, actividades deportivas, culturales y ya, todo se resume en lo que básicamente deben hacer.
El reto es mayúsculo para muchos, pues las promesas de campaña no tendrán recurso, estamos ante una realidad preocupante en casi todos los municipios, que también se recuperan económicamente. Vayamos despidiéndonos del primer año de los alcaldes, porque la realidad los superará.
German Zepeda
