En los albores de la postrevolución mexicana (1917) México se encontraba inmerso en un caos social, los líderes revolucionarios de aquel entonces tenían fuertes reyertas entre sí, no había una unidad en torno a un proyecto de Estado-nación, los caudillos de los diversos estados de la República querían detentar el poder a diestra y siniestra, el poder ejecutivo federal desde el presidente Carranza hasta Obregón, lejos del centralismo del porfiriato, tuvo dificultades en el ejercicio de gobierno, además de tener una relación compleja con los gobernadores de los estados.
Después del asesinato de Álvaro Obregón (1928), en 1929 el expresidente Plutarco Elías Calles impulsa la creación del Partido Nacional Revolucionario (PNR), la idea primigenia de la creación de este partido era aglutinar a los caudillos de los diversos estados del país en la toma de decisiones del gobierno y que estos a su vez se comprometieran a apoyar de manera ahínca al nuevo partido.
Calles con la creación del PNR pudo poco a poco “disciplinar” a los caudillos; las resoluciones hacia el interior de la estructura partidista recaían en los incondicionales a Calles.
Con la llegada de Lázaro Cárdenas a la presidencia de la República (1934), el PNR pasó de ser un partido de la élite política a ser un partido de masas.
El plan sexenal del cardenismo estuvo enfocado a impulsar el colectivismo en el campo, de igual manera, Cárdenas y el PNR fueron aliados de los sindicatos obreros (con ello también daría entrada al corporativismo político).
La vida interna del PNR, que cambió de nombre a Partido de la Revolución Mexicana (PRM) en 1938, siguió tomándose con base en las decisiones del presidente, que en este caso era Cárdenas.
El PRM no fue solo el partido de Estado, también fue un instrumento del poder gubernamental para aglutinar a las masas, a través de la creación de la Confederación de los Trabajadores de México (CTM) los obreros tuvieron participación en el partido y en las políticas gubernamentales, en tanto que los campesinos lo harían por medio de la Confederación Nacional Campesina (CNC).
Posteriormente en enero de 1946 el PRM cambió de nombre a Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Por vez primera el partido postuló a un candidato que no era militar: Miguel Alemán Valdés, un joven abogado y con experiencia en el servicio público.
El PRI de 1946 a 1988 fue un partido institucional en toda la extensión de la palabra, gobernadores, diputados, funcionarios públicos, y militantes se disciplinaban a lo que decía el presidente de la República, que a su vez fungía como líder del partido.
El PNR sirvió para reunir a los caudillos en torno a un proyecto gubernamental, el PRM fue el partido que aglutinó a las masas y el PRI institucionalizó el poder gubernamental.
El PRI en el siglo XX, y en su regreso en 2012, siempre fue un partido que estuvo bajo la órbita del poder presidencial, el programa de acción y declaración de principios se modificaban cada sexenio y se alineaban a la política gubernamental del presidente en turno (siempre y cuando el mandatorio emergiera de las filas del tricolor), por ello hoy resulta difícil para el PRI desde la oposición construir una narrativa que lo contraste del actual Gobierno Federal.