¨Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo¨
José Ortega y Gasset.
La sociedad mexicana, como el virus que nos aqueja, está mostrando variantes en el tema de educación a distancia, tan cercanas a su conveniencia, facilidad de vida y sobrevivencia. Variantes que no son oficiales, pero que reflejan lo importante que es la educación para todos.Y que bien podemos entender que también estamos en un aprendizaje diario, pues la pandemia nos ha dado múltiples lecciones de vida, pero que muchos no quieren asimilar.
Es así como padres de familia, alumnos y escuelas privadas, están tratando de adaptar el ambiente, aprendizaje y métodos para que sean más a su favor y en lo posible presenciales, como ha anunciado la Asociación Nacional de Escuelas Privadas, que abrirán planteles iniciando marzo (47 mil en el país), porque mencionan que 40 por ciento están en riesgo de desaparecer, y lo harán sin aprobación de la Secretaria de Educación que dará su aval hasta que estemos en semáforo verde.
Durante casi un año de confinamiento por el contagio del virus, las familias mexicanas pudientes han implementado además del sistema digital, otras opciones para que estudien sus hijos. Forman células de alrededor de seis alumnos que se juntan en una casa para ser asesorados por una maestra, o que uno solo la tenga de planta.
El fenómeno de los padres que se convierten en feroces críticos de las clases al observarlas, se ha convertido en un chantaje so pretexto de pedir descuento en las colegiaturas, o como una amenaza para irse a una escuela pública (3 millones de alumnos lo hicieron en 2020, ANEP). Los alumnos igualmente se aprovechan y reportan a docentes con los directivos porque supuestamente no cumplen los programas de estudio en justificación de malas calificaciones.
Mientras en las escuelas privadas viven la mayor deserción de alumnos (en 2020, 10 por cjento nivel básico y medio, 8 por cjento superior. SEP) Situaciones para bien o para mal que son efecto de la crisis económica que tuvimos por haber cerrado la mayoría de actividades, pero que ahora se han abierto en general, dejando a las escuelas en uno de los últimos lugares hasta esperar mejores condiciones de control de la pandemia.
Entonces también lo que nos falta como civilización es que los habitantes de este país asimilemos desde la distancia en el confinamiento, las lecciones de esta pandemia, en que nuestro tiempo, convivencia, y libertad de desplazamiento, no ha sido igual. La pandemia nos ha tratado de reeducar, pero muchos no han querido asistir a clases ni a la distancia. Y como mencionó el filósofo español citado al principio de este escrito, hay que salvar las circunstancias, que somos nosotros, la familia, la comunidad, el país y el mundo. Tan lejos como el ejemplo de acaparamiento de vacunas.
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