Una vez más el tema de la pobreza en el mundo ha sido noticia, la trajo este martes desde la ONU el presidente de nuestro país AMLO, para proponer un Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar.
Más allá de la visión romántica, de las críticas de sus opositores, de la posibilidad de que su proyecto para abatir los males de los más necesitados sea posible o inocente, como lo dijeron algunos, a los habitantes de este planeta nos hace falta que nos llamen a nuestras conciencias y nos recuerde que “la pobreza es la peor forma de violencia”, Gandhi. Y por eso es deber humano tratar de solucionarla.
Desde el punto de vista del presidente López Obrador dicho plan puede ser financiado por los más ricos del planeta, entregado directamente a los más pobres mediante tarjetas que el Banco Mundial y el FMI podrían hacerles llegar, porque según su apreciación, la ONU nunca ha hecho algo sustancial en favor de los pobres. El objetivo es garantizar el derecho a una vida digna a 750 millones de personas que sobreviven con menos de dos salarios mínimos. Los recursos pueden obtenerse de donaciones voluntarias de 4 % de la riqueza de mil millonarios y de la misma cantidad de mil corporaciones las más importantes, así como el 0.2% del PIB de los integrantes del G-20 (en donde México es integrante). Que en total daría un billón de dólares anuales.
Es decir, trasladar a escala global, su política nacional de asistencia social, por lo que dijo que “donante y beneficiarios vamos a estar más tranquilos con nuestra conciencia y viviremos con mayor fortaleza moral”. En resumen, se busca construir estabilidad y paz por medio de la solidaridad.
Sin embargo, varios representantes de países estuvieron en desacuerdo porque les pareció más importante la forma que el fondo, ya que mencionaron que el foro para manifestarlo no fue el adecuado, ya que la reunión del Consejo de Seguridad no se trata de bienestar social. Para los representantes de China y Rusia existen errores en el planteamiento como es que no atiende la complejidad del mundo.
Pero la crítica fue más a fondo al señalar que existen riesgos geopolíticos que conllevan a aceptar una especie de supranacionalidad (fuerza por encima de estados nacionales) con fines filantrópicos. Además, la bolsa filantrópica por BM y FMI son los mismos responsables de las políticas económicas neoliberales que han creado los males que se supone contrarrestan. Que equivale a curitas o tapar baches.
En contraste también ha habido respuestas positivas, ya que hay un interés de 47 países que se inscribieron para escuchar el proyecto contra la pobreza que dará el mandatario de nuestro país próximamente en su siguiente participación de la ONU.
Muchos podrán pensar que ¿Cómo un mandatario de un país desarrollado, que sus orígenes son humildes, se atreve a liderar un plan contra la pobreza y hacer un llamado ante el letargo no solo de la ONU sino de todos los ricos de este planeta? Aun habrá más reacciones al respecto, como de quienes su visión es solo política y de beneficio propio, no de cooperación, porque “ la pobreza es como un castigo para un crimen que no cometiste”, Eli Khamarow.
Gemma Medina