Durante muchos años, los leoneses estuvimos ajenos a los juegos de azar que en lugares como Aguascalientes, Zacatecas y otras ciudades del país ya existían y aparentemente regulaban.
La feria de Aguascalientes, tradicional fiesta popular, se caracterizaba por ser de las pocas ciudades con “autorización” para realizar todo tipo de apuestas y juegos de azar en un casino que funcionaba exclusivamente durante el mes de abril.
Muchos leoneses y amantes del juego, o al menos interesados en el, acudíamos a ese casino aguascalentense que permitía juegos de azar con cartas directas en juegos como el Blackjack, Poker, Baccarat, entre muchos otros.
Fue durante el sexenio de Vicente Fox, donde en forma indiscriminada y alarmante se otorgaron permisos provisionales que a la larga se convertían en definitivos.
Recordemos que Santiago Creel Miranda, como Secretario de Gobernación otorgó licencias o permisos para abrir Casinos en todo el país, los legisladores del sol azteca en ese entonces, señalaron una cifra superior a 450.
Como comenté hace ya algunos años en este mismo espacio, no se puede evitar la instalación de Casinos, pero sí su número, que estén debidamente regulados y acompañados de diferentes acciones, el problema es precisamente la incorrecta regulación y la falta de acciones preventivas para evitar la adicción al juego.
La Ludopatía está cobrando en nuestra ciudad un gran número de víctimas de todas las edades, mujeres y hombres, con preparación y sin ella, de todos los extractos socioeconómicos y aparentemente a nadie le importa.
Retomo este tema, que reitero, abordé hace aproximadamente 3 años, por el conocimiento directo en varias personas a quien conozco que se encuentran inmersos en este lamentable problema del juego.
La Ludopatía, debe ser considerada como en otros países, como un verdadero problema de salud pública y en ese tenor, debe ser tratado de manera preventiva, pero también cuando ya se adquirió la adicción.
En apariencia esta adicción no es tan dañina como otras, como pudiera ser al alcohol, al tabaco, a las drogas o cualquier otra, pero tal apreciación, es incorrecta, ya que se trata de una enfermedad que daña no solamente al adicto, sino también a la familia y al patrimonio de sus seres queridos, entre otras muchas consecuencias.
Curiosamente, el alcohol y el tabaco, fueron retirados en cuanto a publicidad en radio, televisión así como en otro tipo de medios, en tanto que los casinos aumentaron impresionantemente su publicidad, prácticamente en todos los medios de comunicación.
Mientras el tabaco contiene leyendas preventivas impactantes al igual que el alcohol, en el juego o en los casinos, la invitación a consumir es evidente y con atractivas campañas publicitarias.
Lo más lamentable de todo esto es que si bien la ludopatía se da a todas las edades, cada vez es mayor la participación en el juego de jóvenes de ambos sexos que acuden a los casinos recién cumplidos los 18 años.
Existen centros de atención para estos enfermos o ludópatas, sin embargo, no se dan a conocer puntual y oportunamente y los mismos son instituciones privadas que se utilizan cuando ya se tiene la adicción.
La prevención, es urgente, y al igual que con el tabaco y el alcohol, deben existir a la entrada y dentro de los casinos, advertencias de que lo que vemos como un simple juego, puede generar la enfermedad o adicción de marras.
Son muchas las utilidades que se generan en torno a esta actividad y también muchos los riesgos, pues por desgracia, el ludópata termina no solamente afectado psicológicamente y afectando su patrimonio, también existe un alto porcentaje de adquirir otros tipos de adicciones.
Tan grave resulta la ludopatía que puede llevar al enfermo a la comisión de actos delictivos, como el robo, entre otros, que le permita obtener recursos para seguir satisfaciendo las necesidades adictivas generadas por esta enfermedad.
Subrayamos que este problema de salud pública, como lo es la Ludopatía, está alcanzando dimensiones alarmantes en nuestro país y desde luego en nuestra ciudad; en donde principalmente jóvenes y amas de casa se encuentran inmersos.
¿Qué mecanismos preventivos o qué soluciones se pudieran encontrar? La respuesta y responsabilidad debe darse por el Estado y dueños de casinos, pues bastantes son las utilidades que generan este tipo de negocios.
A manera de conclusión, es válido señalar, que antes de la instalación de los Casinos, la ludopatía era mínima o no se conocían cifras al respecto, pero lo que no se puede negar, es que estos centros de apuestas han venido a incrementarla, modificando el entretenimiento de jóvenes y adultos a un gran costo.
Por lo tanto, tenemos dos grandes responsables, el Estado y los propietarios de casinos, pues si bien no obligan a nadie a jugar, también es cierto, que no han sido capaces de prevenir y solucionar este problema que es de salud pública.