Es paradójico, pero Marcelino Perelló, a quien ahora se critica —con razón— por las opiniones que expuso el 28 de marzo en Radio UNAM sobre el delito de violación y el caso de Los Porkys, que ofendieron a una parte de la audiencia de esa emisora, pero principalmente a usuarios de redes sociales, fue hace 15 años un decidido defensor de audiencias radiofónicas, en una época donde la figura del ombudsman de radio y televisión no existía ni legalmente ni de facto.
CONAREXELA
Probablemente algunos lectores y radioescuchas lo recuerdan: el 2 de enero de 2002 la programación de “música clásica” que caracterizó durante más de seis décadas a la emisora XELA “La estación de la buena música” (830 de AM en Ciudad de México) desapareció para dar lugar a una de contenido deportivo, lo que provocó el disgusto de quienes solían escuchar esa radiodifusora.
En protesta por el cambio de contenidos, donde privó el interés del Grupo Imagen (consecionario de la estación), y Alejandro Burillo Azcárraga, quien la alquiló para hacerla “deportiva”, varios intelectuales destacados se organizaron para impugnar la decisión. En junio de 2002 se constituyó el Comité Nacional de Rescate de la XELA (Conarexela) con el objetivo de no dejar morir a la pequeña emisora de música clásica.
DEFENSA DE AUDIENCIAS
Entre las personas que apoyaban dicha causa figuraban José Luis Cuevas, Víctor Hugo Rascón Banda, Elena Poniatowska, Vicente Quirarte y Cristina Pacheco, pero había muchas otras; según Gabriel Zaid —también miembro del Conarexela— se lograron reunir las firmas de 5 mil personas, entre ellas “más de la mitad de los miembros del Colegio Nacional” (Gabriel Zaid, Dinero para la cultura, México 2013).
Quizá el principal animador del Conarexela fue Marcelino Perelló, quien a través de su programa Sentido Contrario (que inició trasmisiones en junio de 2001), promovió la defensa de los radioescuchas de XELA y fue anfitrión de las reuniones que el comité realizó durante dos años, cada segundo jueves de mes, en las instalaciones de Radio UNAM.
A pesar de la notoriedad e influencia de muchos integrantes del Conarexela, el intento de “revivir” a la “estación de la buena música” fracasó.
“TRANSGRESOR”
¿Cómo fue que Perelló, “pionero” en la defensa de audiencias derivó en ofensor de éstas? Aparentemente en Sentido Contrario el exdirigente estudiantil de 1968 pretendió sentar plaza de “transgresor”, de “hombre libre”, de “incorrecto políticamente”.
Seguramente le gustaba escandalizar con su lenguaje “coloquial y grosero” a las buenas conciencias. Por ejemplo, en el programa de Día de Reyes de este año, Perelló saludó así a los radioescuchas: “Buen Día de Reyes, amigos míos, de Reyes Magos porque los otros reyes que chinguen a su madre…, estos reyes de los que estamos hablando merecen todo nuestro respeto, no son mamadas”.
Esa era su actitud frente al micrófono, como se puede escuchar en cualquiera de los podcasts de “Sentido contrario” que aún están en el sitio web de Radio UNAM (quién sabe si esas grabaciones permanecerán ahí o si el registro del paso de Marcelino Perelló en la emisora universitaria será borrado por el actual director, Benito Taibo).
VIEJO Y LIBRE
Perelló parecía disfrutar mucho el papel de transgresor. A sus 73 años quiso hacer realidad la máxima atribuida a José Saramago: “Cuanto más viejo más libre, y cuanto más libre más radical”. Sin duda la condición ideal para cualquier anciano.
El problema es que el 28 de marzo las palabras del profesor de la Facultad de Ciencias atentaron contra la libertad de quienes sufren abuso sexual: así como ninguna práctica sexual es cuestionable si hay acuerdo entre quienes la realizan, toda práctica impuesta viola la libertad de quien no da su anuencia. La libertad tiene un límite: el derecho del otro. Cito al escritor portugués: “¿Cómo se manifiesta (la) libertad? Haciendo cada uno lo que quiere y sin dar la más mínima importancia a lo que quiere el otro. No, claro que no”.
Marcelino Perelló anunció que “Sentido contrario” se transmitirá en internet a través de Facebook live. Por cierto, ¿cómo se habría resuelto el asunto que derivó en el cese de Perelló si Radio UNAM tuviera defensor de audiencias? Ante la falta de esa figura mediadora, el caso se resolvió por la presión proveniente de las redes sociales.