Si tan solo quisiera EPN pasar a la historia como un gran estadista, lo podría hacer.
No tendría que hacer “reformas” como las que se han hecho hasta ahora, que tardarán años en producir buenos resultados, cuando la promesa fue que bajaría el precio en el corto plazo. Podría tomar decisiones sencillas, por ejemplo: eliminar todos los impuestos sobre nóminas, eliminar los diputados plurinominales, prohibir, por ley, cualquier gasto en publicidad o promoción por parte de los tres niveles de gobierno. El ahorro sería monumental, pues a la onerosa publicidad del gobierno nadie le cree.
¿Qué hacer? Desregulación total, que implica quitar las trabas para hacer negocios. Introducir un paquete coherente y sencillo de estímulos fiscales reales, sencillos, palpables, que se traduzcan en mejores empresas para producir bien y de mejor calidad. Premiar de manera notoria al empresario que capacite a su personal. México necesita buenos obreros, operarios, supervisores y empleados, con una mejor actitud de servicio.
Traducir el discurso falso e hipócrita de muchos políticos respecto al tema de la corrupción, en acciones patrióticas de verdad: de entrada, terminar con el fuero y convertir a todas las procuradurías del país en fiscalías independientes del poder ejecutivo. Terminar con el exceso de prerrogativas económicas para los partidos políticos y carretadas de dinero del pueblo para el INE, órgano disfuncional. Que consigan el dinero para sus campañas entre los ciudadanos que creen en ellos.
El cuento chino de darles dinero del erario, disque para evitar ser infiltrados por los narcos, ya demostró ser falso.
Invertir el dinero en lo que falta: infraestructura. Puertos, vías de ferrocarril, electricidad y gasolina barata, NO construir palacetes municipales, o edificios para congresos estatales u oficinas para poderes judiciales o más oficinas para más burócratas, que dicho sea de paso, no producen nada. Construir solo para lo que se traduce en crecimiento económico
Cómo me gustaría que nuestro presidente pasara a la historia como un gran estadista.