No obstante a los embates sufridos, el canciller Luis Videgaray Verdad en sus tratos con los representantes del gobierno estadounidense, si ciertamente ha mantenido su postura sobre “la soberanía de nuestro país, el respeto al estado de derecho y a la dignidad de los mexicanos” como principios “que no son negociables”; afirma algo un tanto alejado de la realidad sobre la existencia de una relación cercana, “de diálogo fluido” que va a entrar en “un proceso muy constructivo”, ignorando que quien tomará la última decisión sobre los asuntos gubernamentales es nada más ni menos que el presidente de la unión americana Donald Trump, quien de manera constante, tergiversa la realidad, como parte de una pérdida de su capacidad mental, por lo que nadie “puede usar la lógica para convencerlo”, según lo afirma el psicoterapeuta John Gartner.
Gartner, en una exposición sobre el estado mental de Trump, añade que el gobernante “está peligrosamente enfermo de la mente y por su temperamento es incapaz de ser presidente”, afirma.
Desde que inició sus funciones de gobierno Donald Trump, de la sala oval de la Casa Blanca solo han salido acciones dañinas y desfavorables que tienen la finalidad de degradar, ridiculizar y disminuir a los que cree que son sus rivales con el supuesto propósito de promover la cultura del “hombre fuerte”, siendo esta actitud, como ingrediente de su “narcisismo maligno” que forma parte de la psicosis que padece.
Ahora resulta que los comentarios ríspidos y agresivos de Donald Trump en la entrevista telefónica con Enrique Peña Nieto “se hicieron en broma”, según lo declararon funcionarios estadounidenses a quienes solamente les faltó añadir la frase ya conocida popularmente en la política mexicana: “lo que el presidente quiso decir”, emulando la muletilla empleada por Rubén Aguilar para “sacar las castañas del fuego”, como vocero presidencial de Vicente Fox.
