Uno de los discos de la temporada (entiéndase por eso los días en que muchos hemos estado en confinamiento, atentos no sólo a las noticias que arrojan los medios en relación a la pandemia del coronavirus, sino también a las que nos hablan de los muchos lanzamientos que nos hacen estos días más llevaderos: películas, series de TV, libros, discos, podcasts, etcétera) es Miss Colombia de Lido Pimienta. Y es que, en el caso muy particular de esta nativa de Barranquilla que emigró a Canadá para establecerse en Toronto, no sólo hay que escuchar el álbum que combina sonidos sintéticos y electrónicos con maestría, sino conocer al polémico y revolucionado personaje detrás de éste, una mujer que no escatima en ofrecer sus opiniones, por afiladas que resulten, en las que con inteligencia ha aportado una visión muy original de las industrias culturales de hoy.
En una entrevista reciente para la revista virtual WePresent —que publica la plataforma WeTransfer— Lido declaró que la crisis de la pandemia ha puesto muy en claro quiénes son los artistas y quiénes los entertainers, argumentando que los primeros han demostrado estar en actividad, reinventándose, a diferencia de los segundos que se muestran en las redes sociales aburridos y metidos en sus casas sin exhibir un atisbo de creatividad.
En principio, Lido ha estado inquieta, promocionado Miss Colombia, su muy esperado tercer álbum, lanzado tres años después de que La Papessa, su anterior, se hiciera merecedor del premio Polaris que se entrega a lo mejor de la música en Canadá; un equivalente al prestigiado Mercury Prize británico. De hecho, fue tal reconocimiento el que propulso la carrera de la colombiana de 31 años, de rasgos afro-indígenas, quien no escatima en mostrarse tal como es con toda transparencia: madre soltera de dos, separada de su anterior pareja —el músico Michael Ramey de Golden Death Music—, pero en total efervescencia, combinando su trabajo como compositora con el de artista plástica y escritora.
Ya desde La Papessa, la nacida en Barranquilla mostraba su vena experimental a través de canciones donde su magnética voz es el eje de todo y sobre la cual giran seductoras texturas sonoras y una imaginación por encima de cualquier canción pop promedio. Comparaciones con Björk, M.I.A y Meredith Monk no se hicieron esperar. Importante es el hecho de que en el álbum figure Andrea Echeverri —en la elocuente “En un minuto”—, sin duda una presencia que alinea el trabajo de Lido Pimienta con el universo independiente, alejado de las tentaciones de la fama y la frivolidad.
Miss Colombia, cuyo nombre refiere al doble sentimiento de amor y odio que ella manifiesta tener con su tierra natal, es la digna continuación de lo dejado atrás. De nueva cuenta sus letras mantienen un tono de denuncia, aportando su visión a las ideas hoy tan en boga de empoderamiento femenino, abordando las experiencias como migrante, a la par de temas de racismo y sexismo. En “Te quería” ella repite sin escatimar en su coro: “Si tú a mí nunca me querías / Yo por qué tengo que darte perlas (…) ¡Yo te bote!”
En Miss Colombia colaboran Li Saumet de Bomba Estéreo en “Nada”, y el Sexteto Tabala en “Quiero que me salves”, canción en la que ella revalida la influencia que la música africana tiene en su propuesta.
En una charla reciente por Instagram con Mabiland —otra joven y talentosa cantante colombiana—, Lido se mostró más que segura y orgullosa de sí misma. Quizás su actitud pueda parecer arrogante a algunos, pero ella más que vanagloriarse, reclama su total derecho para sentirse identificada con la solidez de su carrera y lo que ha logrado a pulso. De entrada puede presumir ser la única artista latina —junto al Combo Chimbita— que está fichada por el sello estadounidense Anti-, el mismo de Lucinda Williams, Tom Waits y Wilco.