Inagotable. Así parece ser el mito de Camarón de la Isla, para muchos la figura por excelencia del flamenco, ídolo entre los gitanos y para quien sea que guste de la música que se hace con pasión e inventiva, que lo mismo respete la tradición —que la hay en ese estilo musical—, que busque el rompimiento de los cánones establecidos.
No obstante los varios esfuerzos que se han hecho a la fecha para documentar la vida y los momentos de mayor luz en la producción de José Monje Cruz, a través de biografías impresas o largometrajes, ninguna con más ambición para desentrañar su genio que Camaron. De la isla al mito (Camarón Revolution), que Netflix tiene entre su abundante oferta fílmica. Una miniserie de 6 capítulos, con imágenes nunca antes vistas, donde conocedores, cómplices y allegados recorren la existencia del gran cantaor con lujo de detalle.
Quizás no hay secreto en que el desarrollo de Camarón puede entenderse en relación a los tres guitarristas que lo acompañaron a lo largo de su carrera. Sus comienzos junto a Paco Cepero; el esplendor de la ortodoxia al lado de Paco de Lucía, “los emperadores del arte flamenco”, como los solían llamar; y la consagración y sus días de reinvención junto a “Tomatito”.
Si bien ninguno de los 16 títulos puede pasarse por alto en el contexto de la obra discográfica de Camarón, hay álbumes que marcaron momentos más importantes en su búsqueda artística. Indudable es que La leyenda del tiempo, el que grabó en 1979, no sólo representa un punto y aparte en su carrera sino un disco bisagra en el mundo flamenco —la revista Rock De Lux lo colocó como el segundo en su lista de “Los 100 mejores discos españoles del siglo XX”—, precursor de otras aventuras radicales en el género como el Omega de Morente y Lagartija Nick. En éste, Camarón recurre a instrumentos del rock —bajo eléctrico y batería—, así como a instrumentistas que ya tenían incursiones en dicho estilo como Raimundo Amador, guitarrista proveniente del venturoso grupo Veneno. La leyenda del tiempo además dio fama al productor Ricardo Pachón, quien acercó a Camarón a la poesía de Federico García Lorca, y también trajo reconocimiento a Kiko Veneno como compositor, especialmente por el éxito que tendría “Volando voy”, composición suya que inmortalizó el cantaor.
En la serie participan con testimonios los tres Carmona, es decir Juan, Antonio y Josemi, todos parte de Ketama, ese grupo de fusión flamenca que estuvo muy ligado a Camarón en términos estéticos y de amistad. Junto a ellos participan cantaores de nuevas generaciones, conocedores de música flamenca y, desde luego, “La chispa”, la viuda de Camarón, quien aporta luces sobre el legendario andaluz como esposo y padre de familia.
Potro de rabia y miel (1992)es otro disco que se destaca en el legado de Camarón por haber sido el último que grabó, ya enfermo de cáncer de pulmón, sabiendo que pronto iba a llegar su muerte. Sobre el sentimiento que destila en las nueve canciones que incluye, se habla bastante en la serie. Fue producido por Paco de Lucía, hecho que marcó el reencuentro entre ambos personajes. De allí se desprende “La primavera”, otra de las canciones más populares del nacido en San Fernando, Cadiz.
Un documento insuperable, Camarón Revolution. Imperdible. Casi 6 horas de profunda indagación y reflexión sobre la obra y trascendencia de una de las figuras más revolucionarios y admiradas de la música cantada en castellano del siglo XX.