Inicia la cuenta regresiva para la reconstrucción de Tula y los municipios afectados por el desbordamiento del río en días pasados. La situación lejos de solucionarse, se ha ido agravando debido a que no solo se requieren víveres y apoyo momentáneo, es necesaria una estrategia integral en la que se cubran todas las necesidades de la población damnificada que hasta el momento ronda entre los 30 a los 35 mil.
Debido a la falta de un fondo de desastres en el gobierno federal, se ha empezado a solicitar la ayuda por medio del otorgamiento directo del presupuesto, es decir, la forma en la que actualmente se da el recurso a las zonas que sufren devastaciones naturales.
Por ejemplo, en el caso de los afectados por el huracán Grace, se darán 35 mil pesos a cada familia. Sin embargo, por más que llegue el funcionario federal o que se le deposite al jefe o jefa de cada familia la cantidad, ¿es suficiente?
Con 35 mil pesos, al parecer y sin ser un economista de grado, no te alcanza ni para pagar una vuelta de camión con cascajo si es que sufriste derrumbe en tu casa o quieres levantar nuevas bardas; es más, creo que te alcanza para comprar una sala medio chafona y un comedor de madera y cubrir la despensa por máximo un par de meses. Nada más. Sin Fonden, sin garantías de protección social, lo que resta es gestionar. Sí, ahora es cuando los representantes populares deben solicitar el apoyo directo con iniciativa privada, fundaciones, con empresarios, con organismos internacionales incluso, los recursos para que llegue el dinero a las personas lastimadas con esta inundación. No todo es culpa del gobierno, pero ahora es cuando deben demostrar por qué están ostentando un cargo público. De lo contrario tampoco pasa nada, pero mejor que no acudan o no se tomen fotos o no vayan y dejen a las personas que se recuperen como solo los mexicanos sabemos hacerlo, entre vecinos, entre las propias familias.
Eduardo González
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