El tema parecía estar muy lejos de todos hace algunos meses, incluso cuando comenzaron las campañas en Hidalgo para lo que fue la elección del 18 de octubre, la gente, sociedad y gobierno, se olvidaron un poco de la pandemia.
Algunos balnearios volvieron a verse abiertos y los centros ecoturísticos del Corredor de la Montaña comenzaron a aparecer de nuevo en fotos e historias de Instagram y Facebook.
A casi un año del inicio de la pandemia las cosas no han cambiado mucho, salvo que ahora la gran mayoría, si no es que todos en el estado, tienen un familiar cercano, amigo o conocido que ya tuvo covid o que, por desgracia, ha fallecido.
En los peores escenarios planteados por el propio gobierno por junio y julio de 2020 decían que habría un colapso, que los hospitales estarían llenos y que mucha gente podría morir. Nadie pareció tomarle importancia al mensaje y las actividades continuaron. Las campañas políticas comenzaron, se reactivó la economía y se abrieron los negocios, los cines, los centros comerciales.
Regresaron las fiestas, los bares y centros nocturnos; las cantinas y las noches con madrugadas sin fin en Pachuca. Hoy, a pocos días de haber iniciado 2021, se supera día con día la cifra de muertos. El lunes son 45, el miércoles 50, ayer fueron más de 60.
Por primera vez las filas para conseguir oxígeno y un tanque rentado son extensas, ya hay reportes de desabasto y quejas, muchas quejas. Todos quieren atención de primera, pero antes muchos se comportaron como ciudadanos de tercera, sin cubrebocas, sin sana distancia, llevando a sus seres queridos al supermercado, a pasear, a cenar.
La gráfica de ocupación hospitalaria en Hidalgo se acerca al 100 por ciento de forma acelerada, y la única opción de salvarse sigue siendo usar cubrebocas, protegerse lo más que se pueda y esperar por la vacunación.
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