Los más de 100 debates que organiza el Instituto Estatal Electoral (IEEH) en este proceso 2024 deberían ser un deleite y no un sufrimiento.
Para quienes están interesados en política, o simplemente los que buscan ser ciudadanía informada, saben que el tema de observar y analizar las palabras y discursos de quienes buscan ser los representantes del pueblo son un requisito indispensable para tomar una decisión de cara a las urnas.
Es decir, cómo plantean candidatas y candidatos sus propuestas e ideas en un encuentro entre pares, y cómo se desenvuelven para entonces salir a pedir el voto a las calles.
He aquí el galimatías político culpa de los partidos en México, que en el caso de Hidalgo parece ser un mal eterno.
En cada proceso electoral ocurre lo mismo, ante la falta de perfiles preparados, de cuadros con el mínimo de cultura cívica y de estructura académica, social y política –la cual se obtiene en las calles, en las oficinas, en la gestión social, no se tiene que ser rico o ir a las mejores universidades- el desempeño es lamentable.
Vemos cómo han pasado al menos diez debates para aspirantes al Congreso local y fuera del primero, correspondiente al distrito Pachuca 13, los demás me han parecido ejercicios con poco para rescatar ante la opinión pública.
¿Qué vamos a analizar de los debates?, que leen 10 minutos una hoja y que no pueden ni siquiera mirar a la cámara o hablar sin trastabillarse.
¿Esa es la realidad de quienes serán los próximos diputados locales?, no quiero saber entonces lo que pasará con los 84 debates a presidentes municipales.
Queda pendiente ante el Instituto Nacional Electoral (INE) el debate al Senado que de no organizarse sería la primera ocasión en la historia del estado en que simplemente los candidatos rehuyeron o se hicieron patos para no confirmar su asistencia.