Que ahora resulta que la remoción del titular del DIF municipal de Los Reyes La Paz no fue realmente una sanción por negligencia con la nula atención a la madre discapacitada del pequeño Fernando, niño secuestrado por una deuda de mil pesos y que al parecer fue arteramente asesinado.
Mario Cristalinas asegura que su renuncia no está relacionada con el caso, que son “ajustes internos” en la administración y que fue invitado a un nuevo cargo por la presidenta municipal Martha Guerrero, a la que deja peor parada de lo que ya estaba, pues entonces resulta que no se han tomado medidas contra nadie y que el movimiento fue un poco de maquillaje para calmar las aguas. Vaya, vaya.
Que la que evidentemente sí mostró sobrada sensibilidad y legítima consternación ante lo sucedido tanto en La Paz como en Chalco (con Fernandito y Dulce, respectivamente) fue la gobernadora mexiquense Delfina Gómez. Si ya traía altos niveles de aceptación entre la ciudadanía, el gesto de ayer, en el que llena de honestidad señaló insuficiencias y mucho tramo por andar para garantizar la paz y seguridad para mujeres y niños, seguramente le ganará más respaldo y ánimo de unidad.
Que vale la pena analizar el nuevo fenómeno –aunque explicable- que se está dando al interior de la Universidad Autónoma del Estado de México que encabeza la rectora Patricia Zarza: ayer un grupo de alumnos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx acudieron a pedirle a los estudiantes que tienen tomada las instalaciones desde el pasado 7 de mayo, que entreguen el recinto porque ya quieren regresar a las aulas para iniciar el semestre 25B.
Algo similar ocurrió recientemente en la Facultad de Economía. Un segmento importante del alumnado está empezando a incomodarse con las posturas radicales, y aunque probablemente coinciden en diversos planteamientos, no es así en las formas de los paristas, y lo que esperan es continuar ya con sus estudios. El punto fino será encauzar este tema para que poco a poco se logre el equilibrio sin polarizar a la comunidad.