Política

No es lo mismo el eclipse de la razón que la razón del eclipse

En otra entrega que titulamos “El Eclipse de la Razón” hablábamos sobre este mundo posmoderno que privilegia la sensaciones, experiencias y emociones del momento antes que, a la razón, la conversación y al diálogo entre seres inteligentes que buscan el bien común y un pacto social basado en principios y valores.

La razón de este eclipse de la razón es la profunda crisis de carácter ético-político por la que atravesamos como sociedad.

Pensamos y colocamos los valores éticos y morales dentro de las alcobas de los abuelos o las sacristías de las iglesias. No existe nada más racional que pensar, sentir, hablar y sobre todo actuar bajo principios y valores aceptados a la luz de reflexiones profundamente éticas.

¡La ética y los valores deben estar en nuestra agenda y en nuestro presupuesto, si no, no son prioridad!

Para entablar este diálogo con ustedes acerca de la ética es importante que distingamos ciertos elementos:

1.- Los valores pertenecen a la cultura y a los sistemas de creencias que en determinadas partes del mundo se adoptan como propios y se arraigan con el tiempo.

Si yo les dijera a los lectores que tengo cinco esposas, ellos dirían que no tengo valores, que tengo mucho dinero o que seguramente soy musulmán. En el Islam tener varias esposas no contraviene ningún principio humano, ningún valor ni norma moral. En cambio de este lado del charco, en la cultura judeo-cristiana sería muy mal visto.

Por eso decimos que los valores son regidos por la cultura y determinadas conductas, mientras que los principios son universales y se rigen por las consecuencias.

No importa tu sistema de creencias, si estás en México, en China o en una tribu en África, matar a una persona, sin importar su etapa es universalmente incorrecto porque atenta contra el principio llamado vida.

2.- Cuando hablamos de moral nos referimos a las conductas y los resultados de estas conductas que son susceptibles de ser valoradas como buenas o malas de acuerdo a un determinado sistema de creencias.

3.-La ética es una reflexión filosófica y profunda basada en principios universales sobre nuestro comportamiento moral.

La ética busca dar soluciones y salidas a los problemas que una persona o una comunidad tienen derivados de la relación interdependiente con nuestros semejantes y con el medio ambiente.

Una vez hechas estas consideraciones debemos decir que la vida no es de color blanco o de color negro. La vida tiene matices y circunstancias que nos diferencian a unas personas de otras. De acuerdo a esas circunstancias los juicios y las valoraciones éticas son completamente distintas.

Quien de verdad ha tenido el valor de hacer una reflexión ética con el cerebro y no con el estómago de “la cancelación”, tan de moda en las redes sociales, comprenderá que las personas no son ni buenas ni malas y que actúan bajo ciertos condicionamientos.

La ética jamás juzgará a una persona, pero hará una reflexión y valoración aprobatoria o reprobatoria de ciertos hechos atendiendo todas las circunstancias posibles.

La ética no es acerca de lo bueno o de lo malo. En la ética a veces se trata de la elección que existe entre dos males, buscando siempre “el mal menor”. También es la reflexión y la valoración que hacemos entre dos bienes, buscando siempre “el bien mayor”.

La reflexión ética siempre nos llevará en nuestra vida a verdaderas disyuntivas las cuales llamamos dilemas éticos.

Los dilemas éticos requieren de una reflexión más o menos profunda sobre las alternativas con las que disponemos, así como el valor o los valores que entran en conflicto de cara a tomar una o varias decisiones.

El dilema ético surge cuando una persona o un grupo de personas se encuentra en una situación que exige el cumplimiento de dos o más deberes al mismo tiempo, pero sólo se puede cumplir con uno.

Para entender mejor acerca de estos dilemas de la ética y de los valores tenemos que entender tres principios axiológicos de valoración:

• SUBJETIVISMO AXIOLÓGICO: Consiste en el valor que yo le asigno a los hechos, a las cosas y a las personas.

• OBJETIVISMO AXIOLÓGICO: Consiste en entender que los hechos, las cosas y las personas tienen un valor objetivo independiente que se lo de o no. Una feminista podrá decir que el fruto del embarazo no es una vida humana o no le da el valor que tiene. Lo acepten o no la vida intrauterina tiene un valor. El valor de la vida humana, de un diamante o del oro es un valor intrínseco.

• LA HISTORICIDAD AXIOLÓGICA: Es el valor que el tiempo le da a los acontecimientos, a las cosas y a las personas. El valor de un anciano será su sabiduría y experiencia, el valor de un objeto arqueológico es un valor histórico. En las familias se guardan tradiciones y costumbres de gran valor.

Para poder pensar, sentir, hablar y sobretodo actuar con ética existen unas cuantas reglas de oro a saber y a vivir:

1) Que tu comportamiento sea tal que si todos actuaran como tú el mundo sería mucho mejor.

2) Hazle al otro lo que te gustaría que te hicieran a ti.

3) No hagas al otro lo que no te gustaría que te hicieran a ti.

4) Nunca hagas al otro lo que él te hace. Caerías en la “Ley del Talión”

5) Nunca le hagas al otro lo que no quieres que te haga antes que te lo haga a ti.

Para vivir estas sencillas y “complicadas” reglas es importante no estar cargados de resentimientos y rencores. Siempre debe existir esa libertad emocional para vivir con ética.

Entre estímulo y la respuesta hay un espacio sagrado en nuestra mente que llamamos conciencia, allí radica nuestra libertad.

La libertad nos muestra el camino o los caminos donde siempre tenemos opción; porque no estamos “condenados” a comportarnos de determinada manera. La libertad nos enseña que no siempre origen es destino.

En ese espacio llamado libertad yace nuestra capacidad de elección y crecimiento. Quién actúa en libertad y de modo ético mejora como persona; y por el contrario quien obra mal se degrada y atenta contra su propia dignidad.

¿Qué nos mueve a actuar de determinada manera? Obviamente nos mueven las necesidades, los deseos y las tendencias.

Pero en todo actuar humano nos mueve el querer que es la voluntad para hacer las cosas; nos mueve él saber, el conocimiento que tenemos para hacer las cosas; nos mueve el poder, tener los recursos humanos y materiales para realizar las cosas; y, por último, todo actuar humano está movido por el deber, los valores y la ética para hacer las cosas.

“La tragedia de nuestros tiempos es que hay gente qué quiere, puede, sabe, pero no debe hacer las cosas y las hace. Estos son los líderes sin ética”.

“La otra tragedia humana es que hay gente que tiene un llamado con el deber, que sabe y puede hacer las cosas, pero no quiere. La comodidad, el maldito qué dirán y el status quo los tiene aletargados”.

El secreto de la felicidad queridos amigos es el deber cumplido. La felicidad no consiste en hacer todo lo que se quiere sino en querer todo lo que se hace.

Al tomar decisiones éticas no sólo eliges las cosas que quieres hacer en tu vida, sino eliges la clase de persona que quieres ser.

Somos una sociedad que presume la juventud y esconde la vejez; somos una sociedad que aumentó su esperanza de vida al nacer pero disminuyó su alegría por vivir; somos una sociedad que ha cambiado el ser por el parecer; somos una sociedad que trata a los animales como a personas y a las personas como animales; somos una sociedad que sabe el precio de todo y el valor de nada; somos una sociedad que globalizó el comercio y la economía, pero atrofió la ética y los valores.

Hoy vivimos los pecados sociales:

1. Ciencia sin humanidad

2. Placer sin conciencia

3. Riqueza sin esfuerzo

4. Política sin principios

5. Educación sin carácter

Hoy la familia que es el núcleo del tejido social está en crisis; pero nosotros tenemos el deber, el saber y el poder para resignificar nuestros valores familiares y reconstruir el tejido hilo por hilo, familia por familia.

De las cenizas de esta sociedad pueden surgir hombres y mujeres como ustedes, hombres y mujeres con ideas, con nuevos bríos y ánimos. Hombres y mujeres que sepan llamar las cosas por su nombre, que sepan distinguir entre biología e ideología, que sepan nadar contra corriente. Hombres y mujeres líderes en valores que no buscan la fama y que dicen cosas que no siempre agradan a todos.

No se les olvide que somos seres en proceso, como aquella escultura que se esculpe así misma.

Somos al mismo tiempo el artista, la materia prima y la obra de arte. La ética nos irá esculpiendo y cincelando cómo las personas que queremos ser y no como las personas que la moda y la sociedad quieren que seamos.

Cuando hagamos esto tendremos el código de ética en nuestro ADN; el código de ética que México y el mundo necesitan.

La verdadera crisis y la razón del eclipse de la razón es la siguiente:

Las personas fuimos creadas para ser amadas y las cosas para ser usadas. El problema de México y del mundo es que cada vez amamos más las cosas y utilizamos más a las personas.

¡Resignifiquemos la ética y nuestros valores!


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Diego Cardoso Pérez
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